El Tesoro de la Amistad



Había una vez en un colorido bosque, tres amigos inseparables: Tito el conejo, Lila la tortuga y Rocco el loro. Cada uno tenía su particularidad: Tito era rápido, Lila era sabia y Rocco, muy charlatán. Un día, mientras jugaban un juego de aventuras, Rocco encontró un viejo mapa escondido debajo de una roca.

"¡Miren, encontré un mapa del tesoro!" - gritó Rocco emocionado.

"Eso suena emocionante, pero ¿cómo vamos a encontrarlo?" - preguntó Lila, siempre más cautelosa.

"No hay problema, voy a correr y buscarlo yo solo" - dijo Tito, impaciente por la aventura. Pero los dos amigos lo miraron preocupados.

"Es nuestra aventura, Tito. Todos debemos participar" - dijo Lila.

Tito hizo un gesto de desdén. No quería esperar a que sus amigos lo alcanzaran. Así que decidió seguir el mapa solo. Después de correr un rato, se dio cuenta de que el mapa era más complicado de lo que parecía.

Mientras tanto, Lila y Rocco decidieron seguir a Tito, uniendo sus fuerzas.

"¡Tito! ¡Espera!" - gritó Rocco, tratando de alcanzarlo. Pero Tito ya había desaparecido entre los árboles.

Al poco tiempo, Tito llegó a un claro lleno de flores y árboles frutales, pero no encontró el tesoro.

"¡¿Dónde estará? !" - murmuró Tito, frustrado.

De repente, se dio cuenta de que se había alejado demasiado de sus amigos y no sabía cómo regresar.

Mientras tanto, Lila y Rocco continuaban buscando a Tito, juntos y apoyándose el uno al otro.

"Si trabajamos en equipo, quizás podamos ayudar a Tito" - dijo Lila.

"Pero Tito mustrea ser muy terco, ¿no?" - respondió Rocco.

Como buena tortuga, Lila sonrió y dijo:

"A veces la paciencia y la comprensión son más importantes que la rapidez".

Así que Lila sugirió que se detuvieran a pensar en cómo podría estar sintiéndose Tito.

"Quizás se sienta asustado o perdido. ¿Cómo le gustaría que lo ayudáramos?" - propuso Lila.

"Podríamos hacer ruido y llamarlo, o simplemente dejarle una pista" - sugirió Rocco.

Y así, empezaron a hacer ruido y a gritar el nombre de Tito. Pero, como no lo encontraban, decidieron dejarle un pequeño regalo: una flor especial que Lila había enseñado a Rocco a hacer. Era un símbolo de amistad.

Mientras tanto, Tito se sentía triste y solo.

"¡Ojalá hubiera escuchado a mis amigos!" - pensó.

De repente, vio la hermosa flor que había dejado Lila en el camino. Con cuidado, la recogió y recordó todas las aventuras que habían vivido juntos.

"¡Mis amigos!" - gritó, y comenzó a correr nuevamente, esta vez esperando encontrarlos.

Finalmente, se reunieron en el claro.

"¿Ves? Juntos es mejor siempre" - dijo Lila con una sonrisa.

"Lamento no haberos escuchado antes, ustedes son muy importantes para mí" - agregó Tito.

"Y también tenemos que cuidar a otros y hacer que se sientan acompañados" - concluyó Rocco, dándole un pequeño abrazo a sus amigos.

Y así, los tres amigos aprendieron que la verdadera responsabilidad afectiva está en cuidar de los demás y hacer que se sientan valorados, sin importar cuán emocionante sea la aventura. Juntos, decidieron seguir el mapa, pero ahora como un verdadero equipo, disfrutando cada momento de su amistad.

De regreso en su hogar, Tito, Lila y Rocco crearon un lema: ‘La amistad es el verdadero tesoro’ y volvieron a sus días de juegos, pero esta vez, siempre juntos.

FIN.

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