El Tesoro de la Amistad
Había una vez tres amigas llamadas Amiga, Amistad y Compañeras. Eran inseparables y siempre estaban juntas en todo momento. Vivían en un hermoso pueblo rodeado de coloridos campos y altas montañas. Amiga era la más divertida del grupo.
Siempre tenía una sonrisa en su rostro y se aseguraba de que todos a su alrededor también estuvieran felices. Amistad era la más comprensiva de todas.
Si alguien tenía algún problema, ella siempre estaba dispuesta a escuchar y ofrecer su apoyo incondicional. Por último, Compañeras era la más aventurera del grupo. Le encantaba explorar lugares nuevos y descubrir cosas emocionantes.
Un día, las tres amigas decidieron emprender una gran aventura hacia el otro lado de las montañas para conocer nuevas tierras y culturas diferentes. Empacaron sus mochilas con comida, agua y muchas ganas de descubrir lo desconocido. Caminaron durante días hasta llegar a un hermoso bosque lleno de árboles gigantes y animales exóticos.
Estaban maravilladas por la belleza del lugar cuando escucharon un ruido proveniente detrás de unos arbustos. Curiosas como eran, se acercaron sigilosamente para ver qué había causado ese ruido tan extraño.
Para su sorpresa, encontraron a un pequeño conejito atrapado entre unas ramas espinosas. "¡Pobrecito conejito! ¡Tenemos que ayudarlo!"- exclamó Amiga preocupada. Compañeras rápidamente sacó su navaja multiusos y cortó las ramas para liberar al conejito.
El pequeño animalito saltó de alegría y les agradeció por su valiosa ayuda. Agradecido, el conejito decidió unirse a ellas en su aventura. Juntos, continuaron explorando el bosque y descubrieron una cueva secreta llena de tesoros brillantes. Estaban tan emocionadas que decidieron llevar algunos de esos tesoros como recuerdo.
Mientras salían de la cueva, se encontraron con un mapache llamado Buenas que estaba buscando algo importante que había perdido en el bosque. Les contó cómo había extraviado un collar especial que le había regalado su abuela.
Amistad, siempre dispuesta a ayudar, ofreció su apoyo a Buenas y juntas comenzaron a buscar el collar perdido por todo el bosque. Después de horas de búsqueda intensa, finalmente lo encontraron escondido en una madriguera debajo de un árbol.
Buenas estaba tan feliz y agradecido que ofreció llevarlas en su espalda hasta la cima de la montaña más alta del pueblo.
Desde allí, pudieron disfrutar de una vista espectacular del paisaje y sentirse orgullosas del trabajo en equipo que habían logrado. Con sus mochilas llenas de hermosos recuerdos y corazones llenos de gratitud, las amigas emprendieron el camino de regreso a casa.
A lo largo del camino, recordaron todas las aventuras vividas juntas y cómo cada una había contribuido con sus habilidades únicas para superar los desafíos. Llegaron al pueblo siendo mejores amigas que nunca, y prometieron seguir apoyándose mutuamente en cada paso de sus vidas.
Aprendieron que la verdadera amistad se basa en el amor, la comprensión y la disposición para ayudar a los demás. Y así, Amiga, Amistad, Compañeras y Buenas vivieron felices para siempre, compartiendo risas, aventuras y momentos inolvidables juntas.
FIN.