El tesoro de la amistad en Arcoíris
Había una vez en un hermoso pueblo de Ecuador, llamado Arcoíris, donde vivían dos amigos inseparables: Mateo, un niño muy humilde y honesto, y Valentina, una niña alegre y llena de vida.
Juntos recorrían las calles del pueblo, siempre buscando aventuras y aprendiendo cosas nuevas. Un día, mientras jugaban en el parque central, encontraron un cofre dorado enterrado bajo un árbol.
Emocionados por la sorpresa, lo abrieron y descubrieron que dentro había un mapa con indicaciones para encontrar el tesoro más grande del pueblo. - ¡Qué emoción! ¡Vamos a buscarlo juntos! - exclamó Valentina con alegría. Mateo asintió con entusiasmo y juntos se dispusieron a seguir las pistas del mapa.
Durante su travesía, enfrentaron desafíos y obstáculos que pusieron a prueba su amistad. En cada momento difícil, recordaban la importancia de ser honestos el uno con el otro y apoyarse mutuamente. Después de horas de búsqueda incansable, finalmente llegaron al lugar donde se escondía el tesoro.
Para su sorpresa, no era oro ni joyas lo que encontraron allí, sino algo mucho más valioso: una lámpara mágica que concedía deseos. - ¡Increíble! ¿Qué vamos a pedir primero? - preguntó Valentina con los ojos brillantes de emoción.
Mateo sonrió con ternura y le dijo:- Creo que lo más importante es seguir siendo amigos sinceros y compartir momentos felices juntos.
Al escuchar estas palabras llenas de sabiduría, la lámpara comenzó a brillar intensamente y una voz cálida resonó en el aire:- Han demostrado tener corazones puros y nobles. Su verdadero tesoro es la amistad sincera que comparten.
Por eso les concederé un deseo especial: que nunca pierdan la humildad, la honestidad y la felicidad en sus vidas.
Desde ese día, Mateo y Valentina siguieron creciendo juntos como grandes amigos, recordando siempre la lección aprendida en su búsqueda del tesoro: que los verdaderos tesoros no se encuentran en riquezas materiales, sino en los valores como la amistad verdadera, la humildad, la honestidad y la felicidad compartida. Y así vivieron felices para siempre en Arcoíris, inspirando a todos los habitantes del pueblo con su ejemplo de bondad y generosidad.
FIN.