El tesoro de la biblioteca solidaria


Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, llamado Villa Esperanza, donde vivía un niño llamado Mateo. Mateo era un niño muy curioso y siempre estaba en busca de aventuras emocionantes.

Un día, mientras exploraba el bosque cercano a su casa, Mateo encontró una vieja caja de madera escondida entre los árboles. Llena de emoción, decidió abrirla para descubrir qué había dentro.

Para su sorpresa, la caja contenía un mapa antiguo y desgastado que parecía señalar hacia algún tesoro oculto. Mateo sabía que no podía perder la oportunidad de buscar ese tesoro legendario. Decidió seguir el mapa y comenzar su búsqueda.

Caminó por el bosque durante horas hasta llegar a una cueva oscura y misteriosa. Con valentía, Mateo entró en la cueva con una linterna en mano. Mientras avanzaba por los estrechos pasillos subterráneos, escuchó un ruido extraño proveniente de una habitación cercana.

Se acercó sigilosamente y vio a un grupo de animales hablando entre ellos: había un león, una tortuga, una serpiente y un loro. "¡Hola! ¿Quiénes son ustedes?", preguntó Mateo emocionado. "Somos los guardianes del tesoro", respondió el león. "¿Y qué hacen aquí?", preguntó curiosamente Mateo.

"Estamos protegiendo este valioso tesoro para asegurarnos de que solo alguien digno pueda encontrarlo", explicó la tortuga. "¿Puedo intentar encontrarlo?", preguntó Mateo con entusiasmo. "Si puedes demostrar que tienes el coraje y la sabiduría necesarios, te dejaremos intentarlo", dijo la serpiente.

Mateo aceptó el desafío sin dudarlo. El león le dio una serie de acertijos y pruebas para poner a prueba su inteligencia y valentía. Mateo resolvió los acertijos con astucia y superó las pruebas con determinación.

Finalmente, después de pasar por un laberinto oscuro y enfrentarse a sus miedos, Mateo llegó al tesoro escondido detrás de una puerta secreta.

Abrió la puerta con cuidado y quedó maravillado al ver montones de monedas de oro, joyas brillantes y libros antiguos llenos de conocimiento. Los animales guardianes se acercaron a él sonriendo. "¡Felicidades! Has demostrado que eres digno del tesoro", dijo el loro. "Pero recuerda, este tesoro no es solo para ti", agregó la tortuga.

"Debes compartirlo con tu comunidad y usarlo para ayudar a otros", concluyó la serpiente. Mateo asintió emocionado. Sabía que tenía una gran responsabilidad en sus manos.

Decidió utilizar parte del tesoro para construir una biblioteca en Villa Esperanza donde todos los niños pudieran aprender y disfrutar de los libros antiguos. La noticia se extendió rápidamente por el pueblo, y todos estaban emocionados por tener una biblioteca tan especial cerca.

Los niños comenzaron a visitarla regularmente para leer historias inspiradoras e informativas. Desde ese día, Mateo se convirtió en un héroe en Villa Esperanza. Todos lo admiraban por su valentía y generosidad.

Pero para Mateo, la verdadera recompensa era ver a los niños sonreír mientras disfrutaban de los libros que había proporcionado. Y así, gracias a su espíritu aventurero y su deseo de ayudar a los demás, Mateo demostró que uno puede encontrar tesoros mucho más valiosos cuando comparte con los demás.

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