El tesoro de la confianza


Había una vez dos hermanas, Kiara y Isabella, que vivían juntas en una casa muy alegre. Kiara era mayor y más alta que su hermana menor, Isabella.

A pesar de la diferencia de edad y estatura, eran muy unidas y disfrutaban pasar tiempo juntas jugando y explorando. Un día, mientras jugaban a las escondidas en el parque cercano a su casa, comenzaron a discutir sobre quién había ganado la partida.

La discusión se convirtió en una pelea cuando Kiara le dijo a Isabella que no podía jugar bien porque era demasiado pequeña. Isabella se sintió muy triste al escuchar eso.

Ella sabía que no era tan alta como su hermana mayor, pero nunca pensó que eso pudiera impedirle divertirse con ella. Se alejó del parque llorando. Kiara se dio cuenta de lo mal que se había comportado con su hermana menor y decidió buscarla para pedirle disculpas.

Después de buscarla por todas partes sin éxito, decidió volver a casa para esperarla allí. Cuando llegó a casa encontró a sus padres preocupados porque Isabella todavía no había regresado. Juntos salieron a buscarla por los lugares donde solían ir juntas, pero no lograron encontrarla.

Después de varias horas buscándola sin éxito alguno, decidieron volver a casa desanimados. Al llegar encontraron a Isabella sentada en el sofá con lágrimas en los ojos.

Kiara corrió hacia ella abrazándola fuertemente mientras le pedía perdón por haber sido mala con ella. Entre sollozos Isabella le dijo que no le importaba su estatura, sino la forma en que ella la trataba. Kiara se sintió muy avergonzada y decidió hacer algo al respecto.

Recordó una historia que su abuela le había contado sobre un hombre pequeño pero valiente que logró grandes cosas a pesar de su tamaño.

Le contó esta historia a Isabella y juntas decidieron crear una obra de teatro para sus padres, amigos y vecinos, inspirada en esa historia. Kiara escribió el guión mientras Isabella ayudaba con las escenografías. La noche del estreno, todas las personas del vecindario se reunieron en el patio trasero de la casa para ver la obra de teatro.

La actuación de Kiara e Isabella fue espectacular. Todos se quedaron impresionados por lo talentosas que eran. Después de la función, todos felicitaron a las hermanas por haber hecho un trabajo tan maravilloso juntas.

Kiara comprendió que no era importante ser alta o baja, sino tener confianza en uno mismo y trabajar duro para alcanzar nuestros sueños.

Desde ese día en adelante, Kiara siempre trató a Isabella con respeto y amor sin importar cuál fuera su estatura, y ambas hermanas vivieron felices para siempre.

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