El tesoro de la confianza



Había una vez, tres amigas llamadas Jazmín, Emma y Emily. Ellas eran inseparables y les encantaba explorar los alrededores de su pueblo.

Un día decidieron aventurarse en el Bosque del Tesoeo, un lugar misterioso del que se contaban muchas historias. - ¿Están seguras de querer entrar aquí? -preguntó Jazmín con un poco de temor. - Claro que sí, no somos unas cobardes -respondió Emma con valentía.

- Además, dicen que hay un tesoro escondido en este bosque -agregó Emily entusiasmada. Las chicas comenzaron a caminar por el bosque y pronto se dieron cuenta de lo hermoso que era: árboles gigantes, flores de colores brillantes y animales curiosos.

Pero también notaron algo extraño: había muchos carteles que decían "Prohibido pasar". - ¿Qué hacemos ahora? -preguntó Jazmín preocupada. - No creo que nadie nos vaya a atrapar por solo caminar un rato más -dijo Emma tomando la delantera.

Sin embargo, pronto se encontraron con una puerta enorme cerrada con candado. Parecía ser la entrada hacia el corazón del bosque donde supuestamente estaba escondido el tesoro. - ¡Está cerrada! -exclamó Emily decepcionada.

Pero entonces escucharon una voz detrás de ellos:- ¿Necesitan ayuda? Se dieron vuelta y vieron a un anciano vestido con ropas extrañas sosteniendo una llave enorme en su mano. - Soy el guardián del bosque, ¿qué hacen aquí? Las chicas se explicaron y el anciano decidió guiarlas hacia el tesoro.

Les advirtió que debían ser muy cuidadosas porque había muchos peligros en el camino. Comenzaron a caminar por un sendero estrecho y pronto se encontraron con un río caudaloso. - ¿Cómo vamos a cruzar esto? -preguntó Jazmín preocupada.

- Yo tengo una idea -dijo Emma sacando una cuerda de su mochila. Con la ayuda de la cuerda, lograron cruzar el río sin problemas. Pero entonces se toparon con un grupo de monos traviesos que comenzaron a arrojarles frutas.

- ¡Están locos estos monitos! -exclamó Emily tratando de esquivar las frutas. Pero Jazmín tuvo una idea:- Esperen, si les damos algunas frutas tal vez nos ayuden a encontrar el tesoro.

Y así fue, los monitos aceptaron las ofrendas y guiaron a las chicas hacia una cueva oculta donde estaba escondido el tesoro: una caja llena de libros antiguos y mapas misteriosos. - Esto es increíble -dijo Emma emocionada-.

Podemos descubrir cosas nuevas con estos libros y tal vez encontrar más tesoros en otros lugares del mundo. Jazmín, Emma y Emily aprendieron que no siempre hay que seguir las reglas para descubrir cosas nuevas e interesantes.

A veces hay que tener coraje para aventurarse en lo desconocido y confiar en la ayuda inesperada de amigos nuevos. Así termina esta historia inspiradora sobre amistad, valentía y descubrimiento.

FIN.

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