El tesoro de la curiosidad
Había una vez un niño llamado Diego, que era muy despistado. Siempre se olvidaba de hacer sus tareas y perdía sus cosas todo el tiempo. Pero a pesar de eso, era un niño lleno de curiosidad y aventuras.
Un día, mientras jugaba en el parque, Diego encontró algo brillante entre los arbustos. ¡Era un mapa! Estaba emocionado y decidió seguirlo para descubrir qué había al final del camino.
El mapa lo llevó a través de un bosque espeso y oscuro. Diego caminaba con cuidado, tratando de no perderse en el laberinto de árboles altos. Finalmente, llegó a una gran puerta de hierro que conducía a un castillo antiguo.
Diego empujó la puerta con todas sus fuerzas y entró al castillo. Allí adentro, estaba oscuro y silencioso. De repente, escuchó un ruido proveniente del fondo del pasillo: ¡era el rugido de un dragón! Diego estaba asustado pero decidido a enfrentar su miedo.
Siguiendo las indicaciones del mapa, avanzó por los pasillos hasta llegar a la sala principal donde se encontraba el dragón. El dragón era enorme y tenía escamas relucientes como si estuvieran hechas de oro puro.
Su fuego ardiente iluminaba toda la sala. Pero para sorpresa de Diego, en lugar de atacarlo, el dragón comenzó a hablar:- ¿Quién eres tú? - preguntó el dragón con voz grave. - Soy Diego - respondió tembloroso-.
Encontré este mapa y me llevó hasta aquí. ¿Qué hago ahora? El dragón sonrió y le explicó que él era el guardián del tesoro del castillo. Pero no cualquier tesoro, sino un tesoro de conocimiento y sabiduría.
- Diego, puedo ver en tus ojos que eres un niño curioso y valiente - dijo el dragón-. Si quieres, puedes quedarte aquí y aprender todo lo que desees. Pero primero debes superar tres pruebas. Diego aceptó el desafío sin dudarlo.
La primera prueba consistía en resolver un acertijo complicado sobre números y colores. Aunque al principio se sintió abrumado, con paciencia logró descifrarlo. En la segunda prueba, tuvo que encontrar su camino a través de un laberinto lleno de trampas ocultas.
Gracias a su astucia e intuición, logró llegar al final sin problemas. Finalmente, llegó la tercera prueba: una carrera contra el tiempo para completar un rompecabezas gigante antes de que se agotara el tiempo.
Diego se concentró al máximo y logró terminarlo justo a tiempo. El dragón estaba impresionado por las habilidades de Diego y le entregó una llave dorada como símbolo de su éxito en las pruebas.
- Has demostrado ser digno de recibir nuestro tesoro - dijo el dragón-. Este castillo está lleno de libros mágicos que te enseñarán cosas maravillosas si los lees con atención. Diego pasó días enteros explorando los libros del castillo mientras aprendía sobre historia, ciencia y muchos otros temas fascinantes.
Descubrió que cada página era como abrir una puerta hacia nuevos mundos llenos de aventuras y conocimiento. Desde ese día, Diego se convirtió en un niño más organizado y atento.
Aprendió que la curiosidad y el esfuerzo pueden llevarlo a lugares maravillosos. Y aunque todavía era un poco despistado de vez en cuando, siempre recordaría su experiencia en el castillo del dragón como una lección valiosa.
Y así, Diego siguió explorando nuevos caminos y aprendiendo de cada experiencia que encontraba en su camino. Porque ahora sabía que no importa cuán despistado seas, siempre hay algo emocionante esperándote si te atreves a buscarlo.
FIN.