El tesoro de la diferencia



Había una vez un niño llamado Mateo, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y árboles frondosos. Mateo era un niño especial, pues tenía autismo.

A veces le costaba comunicarse con los demás y entender ciertas cosas, pero eso no lo detenía para ser feliz y disfrutar de la vida. Un día, mientras paseaba por el bosque cerca de su casa, Mateo se encontró con una ardilla traviesa que se había perdido.

La ardilla estaba muy asustada y no sabía cómo regresar a su hogar en lo alto de un árbol. Mateo, con su corazón bondadoso, decidió ayudarla. "Hola amiguita ardilla, ¿estás perdida?" -preguntó Mateo con ternura.

La ardilla asintió con la cabeza y le contó a Mateo cómo había llegado hasta ese lugar sin darse cuenta. Sin pensarlo dos veces, Mateo se ofreció a guiarla de vuelta a su hogar en lo alto del árbol más grande del bosque.

Juntos emprendieron el camino, sorteando obstáculos y desafíos. Mientras caminaban, la ardilla le hacía preguntas curiosas a Mateo sobre por qué actuaba de cierta manera o por qué le costaba tanto trabajo decir algunas palabras.

Y Mateo, con paciencia y dulzura, le explicaba que él veía el mundo de una forma diferente debido a su autismo, pero que eso no significaba que fuera menos capaz o menos valioso que los demás.

Finalmente llegaron al gran árbol donde vivía la familia de la ardilla. Esta saltó emocionada de rama en rama hasta reunirse con los suyos.

Antes de despedirse, la ardilla miró a Mateo y le dijo:"Gracias por tu ayuda y por enseñarme que todos somos únicos y especiales a nuestra manera. "Mateo sonrió feliz y regresó a casa sintiéndose orgulloso de sí mismo. Aquel día comprendió que su autismo no era un obstáculo sino una parte importante de quién era él como persona.

Y decidió seguir adelante siendo siempre amable, comprensivo y valiente ante cualquier desafío que se presentara en su camino.

Desde entonces, Mateo se convirtió en el héroe del pueblo, ayudando a todos aquellos animales o personas que lo necesitaban sin importar las dificultades que pudieran surgir. Y así demostró al mundo entero que el amor y la empatía pueden vencer cualquier barrera o diferencia. Y colorín colorado este cuento ha terminado... ¡por ahora! Porque las aventuras de Mateo apenas estaban comenzando.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!