El Tesoro de la Generosidad



Había una vez en un pequeño pueblo en la provincia de Salta, Argentina, un niño llamado Bastian.

Desde que era muy chico, Bastian había escuchado historias sobre un tesoro perdido que se encontraba escondido en las montañas cercanas al pueblo. El tesoro estaba compuesto por joyas antiguas y monedas de oro que habían sido enterradas por los antepasados de la zona. Bastian siempre soñaba con encontrar ese tesoro y convertirse en el héroe del pueblo.

Un día, decidió emprender la búsqueda por su cuenta. Se preparó con una mochila llena de provisiones, una linterna y un mapa antiguo que le habían regalado su abuelo. Con determinación, Bastian comenzó a recorrer las montañas siguiendo el mapa.

El camino era difícil y empinado, pero él no se dio por vencido. Después de horas de caminar, finalmente llegó a una cueva oculta detrás de una cascada.

Al entrar a la cueva, Bastian se encontró con una serie de acertijos y trampas que debía resolver para llegar al tesoro. Con astucia e ingenio logró superar cada obstáculo hasta llegar a una sala llena de tesoros brillantes.

- ¡Lo encontré! ¡Lo encontré! - gritó emocionado Bastian mientras recogía las joyas y monedas del suelo. De repente, escuchó un ruido detrás suyo. Era un anciano sabio que custodiaba el tesoro. - Felicitaciones, joven aventurero - dijo el anciano con voz grave -.

Has demostrado ser valiente y perseverante. Este tesoro te pertenece ahora, úsalo sabiamente para ayudar a tu comunidad.

Bastian entendió entonces que el verdadero valor del tesoro no estaba en sus riquezas materiales, sino en cómo podía usarlo para hacer el bien a los demás. Decidió compartir parte del tesoro con su pueblo construyendo una escuela nueva y donando alimentos a los más necesitados. Desde ese día en adelante, Bastian se convirtió en un ejemplo para todos los niños del pueblo.

Su valentía, determinación e generosidad inspiraron a otros a seguir sus pasos y buscar sus propios tesoros perdidos: ya sea grandes o pequeños.

Y así fue como Bastian encontró algo mucho más valioso que monedas de oro: encontró la verdadera felicidad en ayudar a los demás y hacer del mundo un lugar mejor.

FIN.

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