El tesoro de la honestidad


En el pueblo de Tangamandapio, la Unidad Educativa de Bromas y Risas era un lugar muy especial. Los niños asistían a clases divertidas y aprendían jugando.

La profesora Carcajada Estupiñan siempre buscaba maneras creativas de enseñar a sus alumnos sobre diferentes temas. Un día, la profesora decidió hablarles sobre la importancia del medio ambiente. Les explicó cómo cuidar la naturaleza, reciclar y proteger a los animales.

Para reforzar lo aprendido, les asignó una tarea muy importante: escribir un ensayo sobre el tema. Altagracia, Amadora y Cipriano eran tres estudiantes muy inteligentes pero también muy perezosos.

En lugar de hacer su propia investigación y escribir sus propias ideas, decidieron copiar el ensayo de otro compañero que ya había entregado su trabajo. El día en que debían entregar los ensayos llegó, y Altagracia, Amadora y Cipriano estaban nerviosos por haber cometido auto plagio. Sabían que habían hecho trampa y temían las consecuencias.

Cuando la profesora comenzó a revisar los ensayos uno por uno, notó algo extraño en los textos de Altagracia, Amadora y Cipriano. Todos tenían exactamente las mismas palabras e ideas.

La profesora sospechaba que algo no estaba bien y decidió enfrentarlos:- ¡Altagracia! -exclamó con voz firme-. ¿Por qué tu ensayo es idéntico al de Amadora? - Eh... Yo... Bueno... -balbuceó Altagracia sin saber qué decir. La profesora miró a Amadora y Cipriano, quienes también estaban visiblemente incómodos.

- ¿Y ustedes dos? -preguntó la profesora-. ¿Tienen algo que decir? - Lo siento mucho, profesora -dijo Amadora con lágrimas en los ojos-. Fue idea de Cipriano.

Nos pareció más fácil copiar el ensayo de otro compañero en lugar de hacerlo por nosotros mismos. Cipriano bajó la cabeza avergonzado y admitió su culpa:- Es cierto, profesora. No pensamos en las consecuencias y ahora nos arrepentimos mucho.

La profesora Carcajada Estupiñan suspiró profundamente antes de hablar:- Chicos, entiendo que a veces podemos sentirnos tentados a hacer trampa para evitar el esfuerzo, pero eso no está bien.

El auto plagio es una falta grave que no solo les perjudica a ustedes mismos, sino también al proceso de aprendizaje y al respeto hacia los demás. Los tres estudiantes se disculparon sinceramente con la profesora y prometieron nunca volver a cometer un error similar.

La profesora les dio una segunda oportunidad para escribir un nuevo ensayo sobre el medio ambiente, esta vez con sus propias palabras e ideas. A partir de ese día, Altagracia, Amadora y Cipriano aprendieron una valiosa lección sobre la importancia del esfuerzo propio y la honestidad académica.

Trabajaron duro para investigar sobre el medio ambiente y escribieron ensayos llenos de creatividad y originalidad. La profesora Carcajada Estupiñan quedó impresionada con los nuevos ensayos de sus alumnos.

Los felicitó por su esfuerzo y les recordó que el conocimiento adquirido con dedicación y honestidad siempre será más valioso. Desde entonces, Altagracia, Amadora y Cipriano se convirtieron en ejemplos para el resto de la clase.

Aprendieron a valorar el trabajo propio, a respetar las ideas de los demás y a entender que cada uno tiene algo único e importante para aportar al mundo. Y así, gracias a una lección aprendida, los tres amigos descubrieron que la verdadera recompensa no está en evitar el esfuerzo, sino en crecer como personas y ser reconocidos por su autenticidad.

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