El tesoro de la imaginación
Había una vez en un tranquilo pueblo llamado Villa Esperanza, una joven llamada Sarah. Sarah era una chica muy fantasiosa a la que le encantaba perderse en las páginas de sus libros favoritos. Todos los días, después de la escuela, Sarah se dirigía al lago cercano a su casa, donde se sentaba bajo un árbol y convertía las historias de su libro en emocionantes monólogos. Con su imaginación desbordante, lograba transportarse a mundos mágicos y vivir las más extraordinarias aventuras.
Un día, Sarah estaba tan inmersa en su monólogo que olvidó por completo que su padre y su madrastra tenían una cena importante. Cuando finalmente se dio cuenta, el cielo se oscureció rápidamente y comenzó a llover a cántaros. Sarah, alarmada, corrió velozmente de regreso a su casa. Al entrar, se encontró con la mirada seria de su padre y el gesto preocupado de su madrastra.
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FIN.