El tesoro de la imaginación de Lyams


Lyams era un niño alegre y curioso que vivía junto a su papá en una pequeña casa al borde del bosque. A pesar de que no tenía muchos juguetes, siempre encontraba la manera de divertirse.

Un día, mientras ayudaba a su papá a limpiar el desván, encontró un viejo libro de cuentos con páginas amarillentas. Su papá le contó que ese era su libro favorito de la infancia y que juntos lo habían leído muchas veces.

Sin embargo, Lyams notó que su papá ya no sonreía como antes al recordarlo. Decidido a hacerlo feliz, Lyams se sumergió en la lectura de aquel libro y descubrió la magia que emanaba de sus antiguas páginas.

Cada noche, antes de dormir, Lyams le contaba a su papá las historias más emocionantes y fantásticas que encontraba en el libro. Poco a poco, su papá recuperó la alegría y la sonrisa de antaño.

Juntos, imaginaban mundos nuevos y emocionantes, donde la fantasía y la imaginación eran las protagonistas. Descubrieron que no necesitaban grandes juguetes o aventuras costosas para compartir momentos maravillosos y llenos de alegría.

A partir de ese día, padre e hijo aprendieron que el verdadero tesoro se encontraba en su capacidad para crear magia y aventuras a partir de sus propios pensamientos e imaginación.

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