El tesoro de la isla de la amistad


En una hermosa ciudad, vivían tres amigos muy especiales: Jesús, Raúl y Damián. Jesús y Raúl eran inseparables, les encantaba pasear por la Alameda donde había un lago de chocolate delicioso.

Pero Damián siempre estaba molesto con ellos porque pensaba que eran muy traviesos. Un día, mientras caminaban por la Alameda, vieron a Damián sentado en un banco, frunciendo el ceño. "¡Hola Damián! ¿Qué haces tan serio?", preguntó Jesús.

Damián respondió con voz molesta: "Siempre están haciendo travesuras y no me invitan". Raúl se acercó a él y dijo: "Lo siento, Damián. No queríamos lastimarte. ¿Por qué no te unes a nosotros esta vez?"Damián dudó al principio, pero luego aceptó la invitación.

Los tres amigos caminaron juntos hacia el lago de chocolate. Mientras disfrutaban del dulce aroma que emanaba de él, vieron algo inesperado: flotando en medio del lago había una pequeña isla con un cofre brillante.

"¡Miren eso!", exclamó Raúl emocionado. "Deberíamos ir a ver qué hay dentro", sugirió Jesús. Decidieron subirse a unos botes cercanos para llegar hasta la isla.

Una vez allí, abrieron el cofre y encontraron tres medallas brillantes con inscripciones especiales:"La amistad es más valiosa que cualquier tesoro", leyeron en voz alta. Se miraron sorprendidos y se dieron cuenta de lo importante que era su amistad. "Perdón por ser tan gruñón", dijo Damián avergonzado.

Jesús sonrió y dijo: "No importa, lo importante es que estamos juntos ahora". Desde ese día en adelante, los tres amigos se volvieron inseparables. Compartían risas, aventuras y momentos felices en la Alameda junto al lago de chocolate.

Aprendieron que la verdadera riqueza reside en el valor de la amistad y el apoyo mutuo. Y colorín colorado, este cuento ha terminado con un mensaje claro: nunca subestimes el poder de la amistad verdadera y recuerda que siempre es mejor tener amigos cerca que tesoros lejanos.

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