El tesoro de la labor amorosa


Había una vez una familia muy especial: la mamá, el papá y sus dos hijos, Martín y Sofía. Vivían en un pequeño pueblo llamado Villa Felicidad, donde todos se conocían y se ayudaban mutuamente.

La mamá de Martín y Sofía era una mujer trabajadora y amorosa. Siempre estaba pendiente de sus hijos, los cuidaba, les enseñaba cosas nuevas y les contaba historias antes de dormir.

Pero había algo que la entristecía: no podía trabajar fuera de casa para ayudar económicamente a su familia. Un día, mientras paseaban por el parque del pueblo, los niños vieron a varios padres llevando a sus hijos al colegio.

Martín preguntó curioso:- Mamá, ¿por qué nosotros no vamos al colegio como los demás? La mamá sonrió tristemente y explicó:- Mis amores, me encantaría poder llevarlos al colegio todos los días, pero no puedo hacerlo porque necesito trabajar para ganar dinero.

Los niños fruncieron el ceño sin entender bien lo que su mamá quería decirles. - ¿Trabajar? -preguntó Sofía con curiosidad-. ¿Qué significa eso? La mamá buscó las palabras adecuadas para explicarlo:- Trabajar es cuando haces algo para ganar dinero.

Hay muchas formas de trabajo: algunas personas van a una oficina o fábrica todos los días, otras venden cosas en tiendas o hacen trabajos desde casa. Cada uno tiene su forma de trabajar para mantener a su familia. Martín pensó por un momento y dijo:- Entonces...

¿por qué tú no puedes trabajar? La mamá suspiró profundamente y respondió:- Me encantaría poder hacerlo, pero no tengo un empleo fuera de casa. Pero eso no significa que no pueda ayudar a nuestra familia de otras maneras.

Los niños se quedaron pensativos. Querían encontrar una forma para que su mamá pudiera sentirse útil y feliz trabajando. Al día siguiente, Martín y Sofía decidieron hacer algo especial por su mamá.

Se levantaron temprano y prepararon el desayuno sin que ella lo supiera. Luego, se acercaron a la cama de sus padres cantando una alegre canción.

La mamá abrió los ojos sorprendida al ver a sus hijos tan animados:- ¿Qué están tramando ustedes dos? Martín sonrió ampliamente y dijo:- Mamá, hoy te vamos a dar el mejor regalo del mundo: ¡un día en el trabajo! La mamá se emocionó al escuchar esas palabras. Abrazó fuertemente a sus hijos y les dijo:- Eso sería maravilloso, pero...

¿cómo van a hacerlo? Sofía tomó la palabra y explicó su plan:- Vamos a llevar todo lo necesario para que puedas trabajar desde casa como una verdadera profesional.

Los niños prepararon un escritorio improvisado en la cocina con hojas blancas, lápices de colores y hasta una taza de café imaginaria para tomar descansos. La mamá se sentó frente al escritorio con una sonrisa enorme en el rostro. Durante todo el día, Martín y Sofía fueron los clientes más exigentes.

Le pidieron informes sobre proyectos imaginarios, le entregaron documentos importantes (dibujos hechos por ellos) y hasta le pidieron que tuviera reuniones virtuales con sus —"colegas" . La mamá se divirtió muchísimo jugando a trabajar con sus hijos.

Aunque no era un trabajo real, sentía el amor y la dedicación de Martín y Sofía en cada momento compartido. Al final del día, los niños aplaudieron emocionados y le dieron a su mamá una medalla hecha de cartón: "Mejor Mamá Trabajadora del Mundo".

La mamá abrazó a sus hijos con lágrimas en los ojos y les dijo:- Gracias por hacerme sentir especial y valiosa. Aunque no pueda tener un empleo fuera de casa, ustedes me hacen feliz todos los días.

Desde ese día, Martín y Sofía entendieron que el verdadero valor del trabajo está en el amor, la dedicación y la alegría que uno pone en todo lo que hace.

Y así, juntos como familia, encontraron la felicidad en cada pequeño detalle de su vida en Villa Felicidad.

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