El Tesoro de la Lateralidad



Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Villa Lateralidad, dos niñas muy curiosas y aventureras llamadas Nia y Sira. Ambas tenían seis años y siempre estaban buscando nuevas formas de aprender y divertirse juntas.

Un día, mientras jugaban en el parque, encontraron un misterioso libro con letras brillantes en la portada que decían "La Aventura de la Lateralidad". Sin pensarlo dos veces, decidieron abrirlo y comenzar a leer.

El libro contaba la historia de dos amigas que se embarcaron en una emocionante aventura para descubrir lo importante que era la lateralidad en sus vidas. Las protagonistas debían superar diferentes pruebas y desafíos para encontrar el tesoro escondido al final del camino.

Nia y Sira se miraron emocionadas y decidieron seguir los pasos de las valientes protagonistas del libro. Siguiendo las indicaciones del texto, empezaron su viaje hacia el Bosque Encantado.

Al llegar al bosque, encontraron a una simpática ardilla llamada Coco que les dijo: "¡Bienvenidas al Bosque Encantado! Para avanzar en su aventura, deben aprender a diferenciar entre izquierda y derecha". Las niñas quedaron sorprendidas por este primer desafío. Coco les explicó cómo levantar su mano derecha e izquierda para ayudarlas a entender mejor.

Después de practicar durante un rato, Nia logró distinguir perfectamente ambos lados.

Siguiendo el mapa del libro, llegaron a un río cristalino donde conocieron a Pipo, un pez sabio que les dijo: "Para cruzar este río, deben aprender a saltar de un pie al otro. Solo así podrán llegar al siguiente desafío". Las niñas se quitaron los zapatos y comenzaron a saltar de un pie al otro, intentando no perder el equilibrio.

Después de varios intentos, Sira finalmente logró hacerlo correctamente. Continuaron su aventura hasta llegar a una montaña empinada donde encontraron a Lula, una rana cantante que les dijo: "¡Hola! Para subir esta montaña, deben aprender a caminar en zigzag.

¡Solo así alcanzarán la cima!"Nia y Sira se tomaron de las manos y comenzaron a caminar en zigzag hacia arriba. Aunque fue difícil al principio, con paciencia y perseverancia lograron llegar a la cima.

Finalmente, llegaron al último desafío: una puerta gigante con dos cerraduras diferentes. Nia recordó lo que habían aprendido hasta ahora y dijo: "La llave correcta para abrir la puerta está en mi mano derecha".

Sira sonrió emocionada y respondió: "Y yo tengo la llave correcta en mi mano izquierda". Juntas insertaron las llaves en las cerraduras correspondientes y la puerta se abrió lentamente revelando un tesoro brillante. En ese momento comprendieron el significado de su aventura.

No solo habían aprendido sobre lateralidad sino también sobre trabajo en equipo y perseverancia. Llenas de alegría, regresaron al pueblo llevando consigo el tesoro encontrado. Compartieron su historia con todos los habitantes de Villa Lateralidad e inspiraron a otros niños a explorar su propia lateralidad.

Desde aquel día, Nia y Sira se convirtieron en las heroínas de Villa Lateralidad y cada año organizaban un evento llamado "El Día de la Aventura", donde todos los niños del pueblo se unían para aprender sobre lateralidad de una manera divertida.

Y así, Nia y Sira demostraron que a través de la exploración y el aprendizaje, podían descubrir cosas maravillosas sobre sí mismas y el mundo que las rodeaba. Fin.

FIN.

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