El Tesoro de la Libertad
Había una vez en la hermosa tierra de Costa Rica, un lugar donde la paz y la libertad eran el tesoro más preciado. En ese maravilloso país, vivía una valiente niña llamada Valentina quien soñaba con seguir la tradición pacifista y civilista de su nación. Un día, Valentina se encontró con un libro antiguo que hablaba sobre la importancia de custodiar la libertad y la soberanía de su país.
Emocionada, decidió emprender un emocionante viaje para concientizar a los demás sobre la responsabilidad y los desafíos de ser ciudadanos responsables. En su travesía, conoció a un hada amable llamada Sofía, quien le dijo: "Valentina, para custodiar la libertad y la soberanía de tu país, debes aprender a promover la convivencia responsable y en libertad entre los demás". Valentina asintió con determinación y se dispuso a cumplir con su importante misión.
Durante su viaje, Valentina se encontró con diversos obstáculos, pero con valentía y bondad logró superar cada desafío. En su camino, conoció a Luis, un niño que solía molestar a otros en la escuela, y sin juzgarlo, Valentina le explicó la importancia de vivir en armonía y respeto. Con paciencia, logró que Luis entendiera el valor de ser un buen ciudadano.
Más adelante, Valentina se topó con un bosque encantado donde vivía una tortuga sabia llamada Donatella. La tortuga le dijo: "Para custodiar la libertad y la soberanía, es crucial que cada joven entienda cómo sus acciones pueden impactar en la convivencia de toda la sociedad". Con esta enseñanza, Valentina reunió a sus amigos e idearon actividades para promover la paz y la responsabilidad entre los jóvenes de su comunidad.
Finalmente, Valentina regresó a su hogar, donde fue recibida con alegría. Ella sabía que su viaje no había terminado, pues la custodia de la libertad y soberanía era una tarea continua. Con el apoyo de sus amigos y vecinos, Valentina se convirtió en un ejemplo de cómo la conciencia cívica y la responsabilidad son fundamentales para preservar las tradiciones pacifistas de su querida Costa Rica.
Y así, la valiente Valentina siguió su misión, recordando siempre que la custodia de la libertad y la soberanía empieza con cada uno de nosotros.
FIN.