El tesoro de la mina perdida
Había una vez un niño llamado Teófilo, que era muy inquieto y no siempre obedecía a sus padres. Un día, mientras jugaba cerca de la bocamina de una mina abandonada, Teófilo decidió aventurarse adentro sin decirle a nadie.
Sin darse cuenta, Teófilo se fue adentrando cada vez más en las profundidades de la mina y pronto se encontró perdido en un laberinto subterráneo. No había señales ni indicaciones para encontrar el camino de regreso.
Mientras tanto, sus padres comenzaron a preocuparse cuando vieron que Teófilo no volvía a casa. Pensaron lo peor y temieron que su hijo hubiera sido devorado por algún animal salvaje.
Pero lo que ellos no sabían era que Teófilo había encontrado un pequeño tesoro en aquel laberinto oscuro: ofrendas dejadas por otras personas que también habían explorado la mina en el pasado. Estas ofrendas consistían en frutas, panes y agua fresca.
Teófilo se alimentaba con esas ofrendas para sobrevivir mientras buscaba una salida. A pesar del miedo y la incertidumbre, nunca perdió las esperanzas de encontrar el camino de vuelta hacia su hogar. Un día, mientras seguía explorando los intrincados pasillos del laberinto subterráneo, escuchó una voz lejana.
Era su padre llamándolo desesperadamente desde fuera de la mina. Teófilo estaba tan emocionado al escucharlo que comenzó a correr hacia donde provenía la voz. "¡Papá! ¡Papá! ¡Estoy aquí!", gritó Teófilo mientras salía corriendo del laberinto.
Sus padres no podían creer lo que veían. Se abrazaron a su hijo con lágrimas de alegría y alivio, mientras le contaban cuánto lo habían buscado y cómo habían temido lo peor.
Teófilo se dio cuenta de lo importante que era obedecer a sus padres y no aventurarse en lugares peligrosos sin permiso. Aprendió la importancia de valorar y apreciar el amor y la preocupación de su familia.
Desde aquel día, Teófilo se convirtió en un niño más responsable y siempre escuchaba las advertencias de sus padres. Además, comenzó a explorar nuevas formas de diversión que no implicaran ponerse en peligro.
La historia de Teófilo nos enseña que es importante ser obedientes y responsables, ya que nuestras acciones pueden tener consecuencias inesperadas. También nos muestra el amor incondicional de una familia dispuesta a hacer todo lo posible para encontrar a un ser querido perdido.
Así termina esta historia llena de aventuras subterráneas, pero sobre todo llena de aprendizajes valiosos para todos los niños como tú. Recuerda siempre escuchar a tus padres y cuidarte mucho para evitar situaciones peligrosas. ¡Nunca sabes qué maravillas te esperan afuera, pero siempre es mejor explorarlas junto a quienes te aman!
FIN.