El tesoro de la montaña
Había una vez una abuela muy amorosa y cariñosa que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. La abuela siempre estaba sola en su casa, hasta que un día sus nietos llegaron a visitarla.
Los nietos eran dos hermanos aventureros y curiosos, llamados Juan y Sofía. A la abuela le encantaba pasar tiempo con ellos, escuchar sus historias y jugar con ellos en el jardín.
Un día, mientras exploraban el bosque cercano a la casa de la abuela, los niños encontraron un mapa antiguo. Juan y Sofía estaban emocionados al ver que el mapa llevaba a un tesoro escondido en las montañas. "¡Abuelita! ¡Mira lo que encontramos!", dijo Juan mostrando el mapa a su abuela.
"¿Qué es eso?", preguntó la abuela curiosa. "Es un mapa del tesoro", respondió Sofía emocionada. La abuela sonrió ante la emoción de sus nietos y decidió acompañarlos para buscar el tesoro.
Los tres se prepararon para una gran aventura por las montañas. Durante su camino hacia el tesoro, tuvieron que enfrentarse a muchos obstáculos. Cruzaron ríos peligrosos, subieron colinas empinadas y lidiaron con animales salvajes.
Pero nunca perdieron la esperanza ni abandonaron su búsqueda del tesoro perdido. Finalmente, después de muchos días de caminar por las montañas, llegaron al lugar donde estaba enterrado el tesoro. Desenterraron un cofre lleno de monedas antiguas y joyas brillantes. "¡Lo logramos abuelita! ¡Encontramos el tesoro!", exclamó Juan.
"¡Qué aventura tan emocionante! Me siento muy orgullosa de ustedes", dijo la abuela con una gran sonrisa en su rostro.
Los tres regresaron a casa con sus tesoros y la abuela les prometió que siempre estaría allí para apoyarlos en cualquier aventura que quisieran emprender. Desde ese día, Juan y Sofía visitaban a su abuela con más frecuencia y compartían muchas más aventuras juntos.
La abuela estaba feliz de tener a sus nietos cerca y los niños aprendieron la importancia del trabajo en equipo, la perseverancia y el valor de pasar tiempo con las personas que aman.
FIN.