El tesoro de la montaña



En el corazón del oriente antioqueño, el municipio de San Carlos se alzaba entre montañas verdes y ríos caudalosos.

Era un lugar donde la vida transcurría con calma, marcado por la calidez de su gente y la belleza de sus paisajes. Doña Lucía, una mujer de 65 años, era la matriarca de su familia y una figura muy querida en el pueblo. Todos los niños acudían a ella para escuchar sus maravillosas historias.

Un día, mientras paseaba por los senderos de la montaña, se encontró con un grupo de niños curiosos. Decidió contarles la leyenda del tesoro escondido en las profundidades de la montaña. Los ojos de los niños brillaban de emoción al escucharla. Decidieron buscar juntos el tesoro.

Durante su travesía, enfrentaron desafíos y aprendieron importantes lecciones sobre el trabajo en equipo, la perseverancia y la importancia de cuidar el medio ambiente.

Finalmente, descubrieron que el tesoro no era oro ni joyas, sino la belleza natural de la montaña y la satisfacción de haber compartido una gran aventura juntos. Doña Lucía les explicó que cada rincón de la naturaleza es un tesoro por descubrir y que debemos cuidarlo y preservarlo.

Los niños volvieron al pueblo con el corazón lleno de alegría, prometiendo ser guardianes de la montaña. Desde ese día, cada vez que los niños observaban las montañas verdes y los ríos caudalosos, recordaban con cariño la maravillosa aventura que vivieron junto a Doña Lucía.

FIN.

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