El tesoro de la montaña


Mariana vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y cafetales. Tenía 8 años, cabello negro como la noche y ojos color café que brillaban con alegría.

Le encantaba jugar con sus amigos en el río, trepar por los árboles y ayudar a su abuela en el campo. Un día, mientras exploraba el bosque, Mariana encontró un mapa antiguo que parecía indicar la ubicación de un tesoro escondido en lo más alto de la montaña.

Emocionada, decidió emprender la aventura para encontrarlo. Con valentía y determinación, Mariana se adentró en el bosque, siguiendo las pistas del mapa. En su camino, conoció a diversos personajes que le enseñaron lecciones valiosas sobre amistad, solidaridad y perseverancia.

Finalmente, llegó a la cima de la montaña, donde descubrió que el verdadero tesoro no era un cofre lleno de monedas, sino la belleza del paisaje, la paz que se sentía en lo alto y la satisfacción de haber alcanzado su objetivo.

Mariana regresó al pueblo con el corazón lleno de experiencias increíbles y lecciones aprendidas. Compartió sus vivencias con sus amigos, quienes también aprendieron la importancia de la amistad y el valor de la naturaleza.

Desde ese día, Mariana y sus amigos cuidaron con amor la montaña y su entorno, recordando siempre que el mayor tesoro no está siempre donde todos lo buscan, sino en las experiencias y la belleza que encontramos en el camino.

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