El Tesoro de la Montaña Amistad


En lo más profundo del bosque, se encontraba la Montaña Rio Niños Tarde. Era un lugar mágico donde los niños podían jugar y explorar sin límites.

Un día, un grupo de amigos decidió aventurarse en busca de un tesoro legendario que se rumoreaba que estaba escondido en lo alto de la montaña. - ¡Vamos chicos, tenemos que encontrar el tesoro antes de que caiga la tarde! - exclamó Emilia, la líder del grupo.

Los niños se adentraron en el bosque, sorteando árboles y riachuelos, emocionados por la búsqueda del tesoro. A medida que ascendían por la montaña, el paisaje se volvía más impresionante, con cascadas cristalinas y flores de colores vibrantes.

De repente, Mateo divisó algo brillante entre las rocas. - ¡Chicos, creo que encontré una pista! - gritó emocionado mientras levantaba un pedazo de pergamino con inscripciones antiguas. - ¿Qué dice? ¿Dónde nos lleva? - preguntaron los demás ansiosos por descubrir el misterio.

Tras descifrar las pistas del pergamino, los niños siguieron su camino hasta llegar a una cueva oculta detrás de una cascada. Con valentía y determinación entraron en ella y allí encontraron el tesoro: una caja llena de joyas centelleantes y monedas antiguas.

- ¡Lo logramos! ¡Encontramos el tesoro! - exclamaron los amigos abrazándose emocionados. Pero justo cuando estaban a punto de tomar las joyas, escucharon un ruido proveniente del fondo de la cueva.

Para su sorpresa, apareció ante ellos un anciano sabio con barba blanca y ojos brillantes. - Bienvenidos valientes aventureros. Han demostrado su coraje y amistad al trabajar juntos para encontrar este tesoro perdido - dijo el anciano con voz serena pero firme -.

Sin embargo, recuerden que el verdadero valor radica no en las riquezas materiales sino en los momentos compartidos y los lazos que han forjado durante esta travesía.

Los niños reflexionaron sobre las palabras del anciano sabio y decidieron dejar intacto el tesoro para seguir disfrutando juntos de nuevas aventuras en la Montaña Rio Niños Tarde.

A partir de ese día aprendieron que lo importante no era tanto lo material como lo vivido junto a sus amigos; esos recuerdos serían su verdadero tesoro para toda la vida.

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