El tesoro de la playa mágica


Había una vez en la hermosa playa de Mar del Plata, un día soleado perfecto para disfrutar en familia. Los niños, Juancito y Martina, estaban felices chapoteando en el agua mientras sus papás los cuidaban atentamente desde la orilla.

"¡Qué lindo que está el mar hoy! ¡Miren lo alto que pueden saltar las olas!", exclamó Juancito emocionado. "Sí, es increíble. Pero recuerden siempre respetar al mar y no alejarse demasiado", les recordó su papá con una sonrisa.

Los abuelitos, sentados bajo el parasol, observaban con cariño a sus nietos jugar. La abuela sacó una bolsa llena de sándwiches y jugo para compartir en la merienda.

"¡Abu, gracias por los sándwiches! ¡Están riquísimos!", dijo Martina con la boca llena de migas. "De nada, mi amor. Es importante alimentarse bien para tener energía y seguir divirtiéndose", respondió la abuela con ternura. De repente, Juancito vio algo brillante entre las rocas cerca de la orilla.

Se acercó curioso y descubrió un mensaje dentro de una botella. Lo sacó emocionado y corrió hacia su familia para mostrarles su hallazgo. "¡Miren lo que encontré! ¿Podemos abrirlo?", preguntó Juancito emocionado.

Todos se acercaron intrigados mientras Juancito sacaba el papel de la botella. En él estaba escrito: "Quien encuentre este mensaje tiene que cumplir tres tareas para descubrir un tesoro escondido". Los niños saltaron de emoción ante el desafío.

El primer desafío era encontrar una estrella de mar roja entre las piedras. Rápidamente se pusieron en marcha buscando por toda la playa hasta que Martina gritó:"¡Aquí está! ¡La encontré!"La siguiente tarea consistía en construir un castillo de arena lo más alto posible.

Con trabajo en equipo, lograron hacer una enorme torre que destacaba sobre todas las demás creaciones playeras. Por último, debían encontrar un tesoro enterrado cerca de las palmeras al final de la playa.

Con palas prestadas por otros veraneantes solidarios, cavaron hasta dar con un cofre lleno de monedas chocolate y collares coloridos. "¡Lo logramos! ¡Encontramos el tesoro!", gritaron los niños emocionados mientras compartían las golosinas con todos.

Al atardecer, con el sol poniéndose en el horizonte dorado, la familia regresó a su toalla cargada de tesoros y recuerdos inolvidables de ese día tan especial en la playa.

Y así termina esta historia donde dos niños junto a su familia vivieron aventuras inolvidables aprendiendo sobre trabajo en equipo, perseverancia y disfrute del momento presente.

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