El tesoro de la plaza Mina



Había una vez un niño llamado Martín que estaba muy emocionado porque su clase de segundo B de Carlos III iba a ir de paseo a la plaza de Mina.

Era un día soleado y todos los niños estaban ansiosos por disfrutar de un día al aire libre. Al llegar a la plaza, Martín se encontró con sus amigos Lucas y Sofía. Juntos comenzaron a explorar el lugar, corriendo entre los árboles y riendo sin parar.

Pero algo extraño sucedió cuando llegaron al centro de la plaza: ¡había una enorme piedra en medio del camino! -¡Vaya! ¿De dónde habrá salido esta piedra? -exclamó Lucas sorprendido. -Sí, es muy grande.

Parece que alguien la dejó aquí intencionalmente -dijo Sofía mientras trataba de empujarla sin éxito. Martín, curioso como siempre, se acercó a inspeccionarla más detenidamente. De repente, notó algo escrito en ella:"Si quieres encontrar el tesoro perdido, debes resolver este acertijo atrevido.

En cada rincón de esta gran ciudad, una pista te ayudará. "-Martín, ¿qué dice ahí? -preguntaron sus amigos intrigados. -Parece ser un acertijo que nos llevará a un tesoro perdido -respondió Martín emocionado-. Debemos buscar pistas por toda la ciudad para resolverlo.

Los tres amigos comenzaron su búsqueda por las calles cercanas. Encontraron una placa en una casa antigua que decía: "El primer paso está en el lugar donde comienza todo".

Rápidamente se dirigieron hacia la plaza principal, donde encontraron una estatua con un cartel que decía: "El segundo paso está bajo el sol". Siguiendo las pistas, llegaron al parque de diversiones.

Allí, en medio de los juegos mecánicos, encontraron un letrero que decía: "El tercer paso está en lo alto del cielo". Miraron hacia arriba y vieron un globo aerostático. -¡Vamos a subir al globo! -exclamó Martín emocionado. Subieron al globo y desde las alturas pudieron ver una montaña en la distancia.

El siguiente acertijo estaba escrito en una roca gigante: "El cuarto paso está donde nace el agua cristalina". Corrieron hasta llegar a un hermoso lago rodeado de árboles. Allí se encontraba el último acertijo: "El tesoro te espera debajo del puente más antiguo de la ciudad".

Rápidamente fueron hasta el puente más antiguo y comenzaron a buscar por todas partes. Pero no había rastro del tesoro. -¿Y ahora qué hacemos? -preguntó Sofía preocupada.

Justo cuando pensaban rendirse, Martín notó algo brillando entre las hojas cerca del puente. Era una llave dorada. Con mucho entusiasmo, corrieron hasta un cofre viejo que habían visto anteriormente y probaron con la llave.

¡La cerradura se abrió! Dentro del cofre encontraron monedas antiguas y pequeños tesoros que los dejaron maravillados. Pero lo más importante fue darse cuenta de que la verdadera aventura había sido trabajar juntos para resolver los acertijos y encontrar el tesoro.

Martín, Lucas y Sofía aprendieron que el trabajo en equipo y la perseverancia son fundamentales para alcanzar las metas. Aquel día, regresaron a casa con una gran sonrisa y la certeza de que siempre podrían enfrentar cualquier desafío juntos.

Y así, la historia del paseo a la plaza de Mina se convirtió en una leyenda que los niños de segundo B de Carlos III recordarían por siempre.

FIN.

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