El tesoro de la sabiduría


Había una vez un niño llamado Santino que vivía en el pequeño pueblo de Barasaba. A sus 7 años, era un niño muy curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras.

Un día, mientras jugaba en el parque, vio a una niña llamada Ori Ana. Ori Ana tenía la misma edad que Santino y también era muy divertida y aventurera. Desde ese momento, los dos se volvieron inseparables.

Juntos exploraban cada rincón del pueblo, subían a los árboles más altos y construían castillos de arena en la playa. Un día, mientras jugaban en el bosque cercano al pueblo, encontraron un mapa antiguo escondido entre las ramas de un árbol.

El mapa mostraba el camino hacia un tesoro perdido en lo profundo del bosque. Santino y Ori Ana emocionados decidieron embarcarse en esta gran aventura. Siguiendo las indicaciones del mapa, caminaron durante horas hasta llegar a una cueva oscura y misteriosa.

Con valentía entraron dentro de ella para descubrir qué había allí adentro. Pero justo cuando estaban por entrar, escucharon una voz suave pero firme que les dijo: "¡Alto! ¿Quiénes son ustedes?".

Santino y Ori Ana temblaron de miedo al ver a una figura alta con capa negra frente a ellos. Era el guardián del tesoro quien protegía aquel lugar sagrado desde hace muchos años. "Somos Santino y Ori Ana", respondió nervioso Santino.

"Solo queremos encontrar el tesoro perdido", agregó Ori Ana con determinación. El guardián observó detenidamente a los dos niños y notó la sinceridad en sus ojos. Decidió darles una oportunidad y les dijo: "Si realmente están dispuestos a luchar por el tesoro, tendrán que superar tres desafíos".

El primer desafío era cruzar un río lleno de cocodrilos hambrientos. Santino y Ori Ana utilizaron su ingenio y construyeron una balsa con troncos para atravesarlo sin ser devorados.

El segundo desafío consistía en escalar una montaña empinada llena de rocas resbaladizas. Con paciencia y trabajo en equipo, lograron alcanzar la cima sin caerse. Finalmente, el último desafío era encontrar la llave secreta escondida dentro de un laberinto oscuro.

Santino y Ori Ana se tomaron de la mano y juntos encontraron el camino correcto hasta llegar a la llave. Al salir del laberinto, fueron recibidos con aplausos por parte del guardián quien estaba impresionado por su valentía y determinación. Les entregó la llave del tesoro perdido.

Cuando finalmente llegaron al lugar indicado en el mapa, descubrieron que el verdadero tesoro no eran joyas ni monedas de oro, sino libros antiguos llenos de conocimiento y sabiduría.

Santino y Ori Ana entendieron entonces que el verdadero tesoro estaba dentro de ellos mismos: su curiosidad por aprender cosas nuevas, su valentía para enfrentar desafíos y su amistad inquebrantable.

Desde ese día, Santino y Ori Ana siguieron explorando juntos pero esta vez compartiendo todo lo que aprendían de los libros del tesoro. Juntos crecieron, se convirtieron en grandes aventureros y siempre recordaron el valor de la amistad y el poder del conocimiento.

Y así, Santino y Ori Ana vivieron felices para siempre, inspirando a todos los niños de Barasaba a seguir sus sueños y nunca dejar de aprender.

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