El tesoro de la selva
Francisco y Ana eran dos amigos inseparables que amaban la naturaleza. Un día, decidieron aventurarse en la selva para descubrir todo lo que había allí.
Empacaron sus mochilas con comida y agua, y se adentraron en el espeso bosque. Después de caminar un rato, vieron una hermosa cascada. Se acercaron a ella para refrescarse y descansar un poco. Mientras se sumergían en el agua fresca, Francisco notó algo extraño flotando cerca de ellos.
- ¡Mira Ana! ¡Es un mapa! -exclamó Francisco emocionado. - ¿Un mapa? ¿De qué? -preguntó Ana curiosa. - No sé, pero parece que hay algo interesante marcado aquí -respondió Francisco mientras estudiaba el mapa detenidamente.
Decidieron seguir las indicaciones del mapa y comenzaron a caminar por la selva siguiendo el camino señalado. Después de varias horas de caminata, llegaron a una cueva escondida detrás de una gran roca. - Parece que este es nuestro destino final -dijo Ana con entusiasmo.
Entraron a la cueva con cuidado, llevando linternas para iluminar su camino en la oscuridad. De repente, escucharon un fuerte rugido desde lo profundo de la cueva. - ¿Qué fue eso? -preguntó Francisco asustado.
- No lo sé, pero debemos tener cuidado -respondió Ana temblando levemente. Continuaron avanzando hasta que encontraron un tesoro escondido detrás de una gran piedra preciosa. Había oro, diamantes y muchas otras joyas brillantes. De repente, escucharon otro rugido fuerte.
- ¡Debemos irnos de aquí ahora mismo! -gritó Francisco mientras tomaba el tesoro y comenzaban a correr hacia la salida de la cueva. Cuando salieron al exterior, se dieron cuenta de que estaban rodeados por una manada de tigres hambrientos.
Sin embargo, Ana y Francisco no perdieron la calma y decidieron hacer algo inesperado. - Debemos ser valientes y asustarlos para que se vayan -dijo Ana con determinación mientras sostenía su linterna encendida en alto.
Comenzaron a gritar fuertemente y agitar sus linternas para asustar a los tigres. Funcionó, los tigres se alejaron rápidamente dejándolos ilesos. Después de esa increíble aventura en la selva, Ana y Francisco aprendieron que siempre deben ser valientes e inteligentes cuando enfrentan situaciones peligrosas.
También aprendieron a apreciar aún más la naturaleza y todas las maravillas que tiene para ofrecer.
FIN.