El tesoro de la sinceridad



Había una vez un niño llamado Lucas, que era fanático de la serie de televisión Dragón Ball.

Siempre soñaba con tener aventuras como las que veía en la pantalla, pero vivía en un pequeño pueblo al pie de una imponente montaña. Un día, mientras jugaba en el bosque cercano a su casa, Lucas encontró un extraño carro abandonado. Era rojo y brillante, parecido al carro volador que usaban los personajes de Dragón Ball.

Sin pensarlo dos veces, subió al carro y comenzó a explorar. El carro mágico lo llevó hasta una cabaña escondida entre los árboles. Al entrar, se sorprendió al encontrar a un anciano sabio sentado junto a una mesa llena de pergaminos antiguos.

- ¡Hola! ¿Quién eres? -preguntó Lucas emocionado. - Soy el maestro Kame -respondió el anciano-. Veo que has encontrado mi carro mágico. Pero antes de continuar tu aventura, debes demostrarme tu honestidad.

Lucas no entendía muy bien qué quería decir el maestro Kame con eso, pero estaba dispuesto a probar su valentía y sinceridad. - ¡Claro! Haré lo que sea necesario -afirmó decidido.

El maestro Kame sonrió y le entregó tres objetos: una esfera dorada brillante, una moneda de plata reluciente y un reloj antiguo. - Estos objetos tienen valor sentimental para mí -explicó el anciano-. Quiero que los cuides mientras estés en tus aventuras.

Pero ten presente que solo podrás quedarte con uno de ellos al finalizar tu viaje. ¿Eres capaz de ser honesto y devolver los otros dos? Lucas asintió con determinación y se guardó la esfera dorada en el bolsillo. - ¡Prometo cuidarlos y devolverlos! -aseguró.

Con el carro mágico, Lucas comenzó su aventura por las montañas. Se encontró con criaturas fantásticas, resolvió acertijos y ayudó a personas necesitadas. Siempre llevaba consigo la esfera dorada del maestro Kame como recordatorio de su promesa.

Un día, mientras exploraba una cueva oscura, Lucas se encontró con un dragón gigante que custodiaba un tesoro brillante.

El dragón le dijo que podía quedarse con todo el tesoro si respondía correctamente a una pregunta:- Si tienes tres objetos valiosos y solo puedes quedarte con uno, ¿cuál elegirías? Lucas recordó las palabras del maestro Kame sobre la honestidad y reflexionó durante unos segundos antes de responder:- Me quedaría con aquel objeto que tiene mayor valor sentimental para mí.

El dragón sonrió satisfecho y desapareció, dejando que Lucas tomara lo que quisiera del tesoro. Pero en lugar de tomar algo nuevo, decidió mantener su promesa y guardar solo la esfera dorada del maestro Kame.

Cuando regresó a la cabaña del anciano sabio, Lucas le entregó nuevamente los dos objetos restantes: la moneda de plata reluciente y el reloj antiguo. - Has demostrado tu honestidad -dijo el maestro Kame-. Te felicito por cumplir tu promesa.

Ahora, como recompensa por tu valentía y sinceridad, puedes quedarte con la esfera dorada. Lucas sonrió emocionado y agradecido. Había aprendido que ser honesto y cumplir las promesas era lo más importante en una aventura.

Desde ese día, Lucas llevó consigo la esfera dorada del maestro Kame como símbolo de su valentía y honestidad. Y aunque no volvió a encontrar el carro mágico ni al dragón gigante, cada vez que veía un capítulo de Dragón Ball, recordaba su increíble aventura y sabía que había sido un verdadero héroe.

FIN.

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