El tesoro de la unión



Había una vez en un pequeño puerto llamado Puerto Esperanza, un marinero muy peculiar. Se llamaba Martín y lo que más llamaba la atención de él era que nunca hablaba.

Siempre estaba en silencio, observando el mar y arreglando su barco con mucha dedicación. Martín tenía un hermano menor llamado Lucas, quien también era marinero pero todo lo contrario a él: era extrovertido, parlanchín y siempre contando anécdotas de sus travesías por los mares.

A pesar de ser tan diferentes, los hermanos se querían mucho y se apoyaban mutuamente en todo.

Un día, mientras Martín estaba reparando su barco en el puerto, Lucas se acercó emocionado:- ¡Hermano! ¡He conseguido un mapa que nos llevará a una isla llena de tesoros! ¿Te gustaría venir conmigo en esta aventura? Martín asintió con una sonrisa enigmática. Aunque no podía hablar, su mirada reflejaba emoción y complicidad.

Lucas interpretó esa expresión como un sí entusiasta y comenzaron a prepararse para zarpar al día siguiente. La noche antes de partir, Martín tuvo una idea traviesa. Decidió gastarle una broma a su hermano para sorprenderlo durante la travesía.

Mientras Lucas dormía profundamente, Martín escondió el mapa del tesoro real y dejó uno falso en su lugar. Luego se fue a descansar tranquilamente. Al amanecer, los dos hermanos subieron al barco listos para emprender la búsqueda del tesoro perdido.

Lucas tomó el timón emocionado y abrió el mapa falso que había dejado Martín. - ¡Mira, hermano! Este mapa nos llevará directo al tesoro escondido -exclamó Lucas emocionado. Martín sonreía por dentro ante la expectativa de la sorpresa que le esperaba a su hermano.

Durante varios días navegaron siguiendo las indicaciones del mapa falso hasta llegar a una pequeña isla desierta. - ¡Aquí estamos! El tesoro debe estar enterrado en ese viejo cofre -dijo Lucas señalando hacia un árbol caído.

Los dos hermanos excavaron con entusiasmo hasta encontrar el cofre lleno de monedas brillantes y joyas centelleantes. Lucas estaba extasiado de felicidad mientras abría el cofre con ansias.

Sin embargo, cuando levantaron la tapa del cofre, encontraron algo inesperado: no había tesoros dentro sino un mensaje escrito por Martín que decía: "El verdadero tesoro está en compartir aventuras juntos". Lucas quedó perplejo al principio pero luego miró a su hermano con complicidad y complicidad entendiendo la lección detrás de aquel engaño juguetón.

Desde ese día, los dos marineros continuaron surcando los mares juntos viviendo increíbles aventuras donde descubrieron que lo más valioso era tenerse el uno al otro como compañía fiel e incondicional.

FIN.

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