El tesoro de la unión
Había una vez tres hermanos llamados Mateo, Julieta y Lucía. Vivían en un pequeño pueblo rodeado de montañas y siempre estaban juntos, compartiendo aventuras y risas.
Un día, mientras exploraban el bosque cercano a su casa, encontraron un viejo mapa escondido entre las ramas de un árbol. Estaban emocionados por la posibilidad de descubrir un tesoro oculto, así que decidieron seguir las pistas del mapa.
Caminaron durante horas siguiendo las indicaciones hasta llegar a una cueva oscura y misteriosa. Con valentía, entraron en la cueva esperando encontrar el tesoro prometido por el mapa. Dentro de la cueva, encontraron tres llaves brillantes en distintos colores: roja, azul y verde.
Sabían que debían encontrar las cerraduras correspondientes para poder acceder al tesoro. Mateo agarró la llave roja y caminó hacia una puerta roja que estaba al final del pasillo. Giró la llave con fuerza pero no pudo abrirla. "¡No pasa nada!", dijo Julieta animándolo.
"Todavía tenemos dos llaves más". Julieta tomó la llave azul y se dirigió hacia otra puerta azul que estaba al lado de una cascada dentro de la cueva. Intentó girar la llave pero tampoco tuvo éxito.
Los hermanos comenzaron a sentirse desanimados. Lucía recogió la última llave verde con determinación y se acercó a una puerta verde que estaba cubierta de musgo cerca del río subterráneo en el fondo de la cueva.
Giró la llave y, para sorpresa de todos, ¡la puerta se abrió! Detrás de la puerta, encontraron un gran tesoro lleno de monedas de oro y joyas brillantes. Saltaron y gritaron emocionados por su logro.
Mientras celebraban su victoria, Mateo dijo: "Aunque no pudimos abrir las otras dos puertas, lo importante es que trabajamos juntos como equipo y nunca nos rendimos". Los demás asintieron con una sonrisa en sus rostros.
Decidieron repartir el tesoro equitativamente entre los tres y utilizarlo para ayudar a las personas necesitadas en su pueblo. Construyeron escuelas, hospitales y parques para que todos pudieran disfrutarlos. Desde ese día, Mateo, Julieta y Lucía siempre recordaron la importancia del trabajo en equipo y la perseverancia.
Juntos lograron superar cualquier obstáculo que se les presentara. Y así vivieron felices el resto de sus vidas, construyendo un mundo mejor gracias a su valentía y espíritu colaborativo. Fin
FIN.