El tesoro de la valentía


Érase una vez en un pequeño pueblo de Argentina vivía Lujuria, una joven curiosa y aventurera.

A diferencia de sus amigos y amigas, Lujuria siempre estaba pensando en nuevas ideas y quería explorar el mundo más allá de las fronteras del pueblo. Un día, mientras caminaba por el bosque cercano al pueblo, Lujuria encontró un mapa antiguo escondido entre los arbustos. El mapa parecía indicar la ubicación de un tesoro oculto en lo profundo del bosque.

Sin pensarlo dos veces, Lujuria decidió emprender la búsqueda del tesoro. Con su mochila llena de provisiones y su determinación inquebrantable, Lujuria se adentró en el bosque siguiendo las indicaciones del mapa.

Mientras avanzaba entre los árboles altos y frondosos, comenzaron a oírse extraños sonidos provenientes de detrás de unas rocas. Con mucho cuidado, Lujuria se acercó sigilosamente a investigar qué era ese ruido tan misterioso.

Para su sorpresa, descubrió que eran unos animalitos llamados —"Golosos" , pequeñas criaturas con orejas puntiagudas y colores brillantes que estaban atrapadas bajo una red. Lujuria sintió compasión por ellos y decidió ayudarlos a escapar.

Con ingenio e imaginación, ideó un plan para liberar a los Golosos utilizando ramas largas como palancas para levantar la red. Una vez libres, los Golosos mostraron su gratitud saltando de alegría y ofreciendo compartir con ella parte del tesoro que habían encontrado. Juntos, continuaron su aventura hacia el lugar indicado en el mapa.

Sin embargo, cuando llegaron al punto final del recorrido, encontraron un gran acantilado que parecía imposible de cruzar. Lujuria no se dejó desanimar y comenzó a buscar una solución.

Fue entonces cuando uno de los Golosos recordó haber visto un puente secreto oculto en una cueva cercana. Lujuria y los Golosos se dirigieron rápidamente hacia la cueva y, efectivamente, encontraron el puente mágico. Con valentía y determinación, Lujuria cruzó el puente primero mientras los Golosos la animaban desde abajo.

Al llegar al otro lado, descubrió que había encontrado un tesoro aún más valioso que cualquier riqueza material: había descubierto su propio coraje y perseverancia.

Llena de alegría por sus logros y con el corazón lleno de gratitud hacia los Golosos por su ayuda incondicional, Lujuria decidió regresar al pueblo para compartir su historia con todos. A partir de ese día, Lujuria se convirtió en una fuente constante de inspiración para los demás niños y niñas del pueblo.

La historia de Lujuria demostraba que no importa cuán difíciles sean las pruebas o cuán imposibles parezcan los obstáculos; si tienes confianza en ti mismo/a y nunca te rindes, siempre encontrarás la forma de superar cualquier desafío.

Y así fue como la curiosa e intrépida Lujuria enseñó a todos en el pueblo la importancia del coraje, la perseverancia y la amistad verdadera.

Desde aquel día, el nombre de Lujuria se convirtió en sinónimo de valentía y todos los niños y niñas del pueblo soñaban con ser como ella.

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