El tesoro de las emociones
En el tranquilo pueblo de San Mateo, cuatro jóvenes amigos llamados Martina, Juan, Sofía, y Pablo vivían aventuras juntos. Un día, mientras paseaban por el bosque, encontraron un misterioso mapa que los llevó a un antiguo templo escondido entre los árboles.
Al adentrarse en el templo, descubrieron una habitación llena de tesoros brillantes, pero también se encontraron con cuatro peligrosas puertas custodiadas por seres mágicos. Cada puerta representaba una emoción: ansiedad, envidia, aburrimiento y vergüenza.
Martina, la más inquieta del grupo, se acercó a la puerta de la ansiedad y sintió un nudo en el estómago. "Siento que algo malo va a pasar," dijo temerosa. Juan, quien siempre deseaba lo que tenían los demás, se acercó a la puerta de la envidia y sus ojos se llenaron de codicia. "Quisiera tener todo lo que ellos tienen," murmuró. Sofía, quien se aburría fácilmente, se acercó a la puerta del aburrimiento y un gran bostezo escapó de sus labios. "Nada me entretiene por mucho tiempo," se quejó. Pablo, el más tímido del grupo, se acercó a la puerta de la vergüenza y sintió que sus mejillas ardían. "Me avergüenzo mucho de mí mismo," susurró con tristeza.
Los amigos se miraron con preocupación, pero decidieron enfrentar cada emoción para descubrir el tesoro que se escondía detrás de ellas. Martina recordó las técnicas de respiración que aprendió para controlar la ansiedad, Juan decidió apreciar lo que tenía en lugar de envidiar a los demás, Sofía pensó en actividades creativas para combatir el aburrimiento, y Pablo recordó todas las cosas por las que debía sentirse orgulloso de sí mismo para enfrentar su vergüenza.
Al superar cada puerta, los amigos liberaron a los seres mágicos de su custodia y descubrieron que cada emoción tenía su propio tesoro: la ansiedad guardaba la valentía, la envidia protegía la gratitud, el aburrimiento resguardaba la creatividad, y la vergüenza ocultaba la autoaceptación.
Al salir del templo, los amigos se abrazaron emocionados, sintiéndose más fuertes y unidos que nunca. Con el tesoro de las emociones en sus corazones, regresaron al pueblo de San Mateo listos para enfrentar cualquier desafío que la vida les presentara, sabiendo que juntos podían superar cualquier obstáculo.
FIN.