El Tesoro de las Historias



Había una vez en un pequeño colegio de Argentina, tres amigos llamados Thomas, Veronica y Amy. Eran inseparables y siempre estaban buscando nuevas aventuras juntos.

Un día, se enteraron de que habría una fiesta en la escuela para celebrar el Día del Libro y cada uno debía ir disfrazado de su personaje favorito de un libro.

Thomas era fanático de Spiderman, Veronica adoraba a McQueen de Cars y Amy soñaba con ser la princesa Peach del mundo de Mario Bros. Estaban tan emocionados por la fiesta que no podían esperar a llegar al colegio. Cuando llegaron a clase, vieron que la maestra estaba muy entusiasmada contándoles sobre los libros y lo importante que era leer.

Les explicó que iban a hacer una actividad especial: tendrían que encontrar pistas escondidas por toda la escuela para descubrir el tesoro final. Thomas, Veronica y Amy estaban ansiosos por comenzar la búsqueda del tesoro.

Pero antes de empezar, la maestra les recordó algo muy importante: "Chicos, recuerden escuchar atentamente las indicaciones. Si no siguen las reglas, podrían perderse alguna pista". Los amigos asintieron emocionados mientras se ponían sus disfraces y se preparaban para comenzar la búsqueda del tesoro.

La primera pista los llevó al patio trasero donde encontraron un mapa antiguo dibujado en papel arrugado. Decidieron seguir el mapa paso a paso hasta llegar a un árbol grande cerca del campo deportivo.

"¡Aquí debe estar el siguiente clue!", exclamó Thomas mientras buscaba entre las ramas del árbol. Y así fue, encontró una pequeña caja con la siguiente pista. La segunda pista los llevó a la biblioteca de la escuela.

Allí, se encontraron con la bibliotecaria quien les dio un libro especial para leer. "Si encuentran las palabras escondidas en el libro, descubrirán dónde está el próximo clue", les dijo. Los amigos se sentaron juntos y comenzaron a leer atentamente.

Después de un rato, Amy gritó emocionada: "¡Encontré las palabras!" Las palabras formaban una frase que indicaba que debían ir al salón de música. Al llegar al salón de música, vieron instrumentos por todas partes.

Pero no había nadie allí excepto por un pequeño piano en el centro del salón. Veronica decidió tocar algunas notas y cuando lo hizo, una puerta secreta se abrió revelando el último clue.

El último clue les decía que debían regresar al patio trasero donde habían encontrado el mapa. Allí encontrarían un tesoro escondido bajo tierra. Emocionados corrieron hacia el patio trasero y comenzaron a excavar frenéticamente hasta que finalmente encontraron una caja llena de libros nuevos para la biblioteca de la escuela.

La maestra apareció sonriente y les felicitó por haber seguido todas las pistas correctamente.

Les explicó que el verdadero tesoro era descubrir nuevas historias a través de los libros y cómo podían transportarlos a mundos mágicos sin necesidad de disfraces o mapas secretos. Thomas, Veronica y Amy comprendieron lo importante que era escuchar atentamente las instrucciones y seguir las reglas para lograr sus metas. Aprendieron que la aventura y el conocimiento se encontraban en cada página de un libro.

Desde ese día, los tres amigos se convirtieron en asiduos lectores y siempre estuvieron dispuestos a escuchar las indicaciones de sus maestros.

Y así, continuaron viviendo muchas más aventuras juntos, inspirados por las historias que encontraron en los libros y compartiendo su amor por la lectura con todos los demás niños del colegio.

FIN.

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