El Tesoro de las Palabras



La niña se llamaba Sofía y tenía 6 años. Desde que era muy pequeña, siempre había sentido una gran conexión con los libros. Le encantaba hojear las páginas y mirar las ilustraciones, pero aún no sabía leer.

Un día, mientras caminaba por el parque, Sofía encontró un libro abandonado en un banco. Lo tomó entre sus manos con curiosidad y lo llevó a su casa para mostrárselo a su mamá.

Al llegar a casa, Sofía le dijo emocionada a su mamá: "¡Mamá, encontré este libro en el parque! Quiero aprender a leer para poder leerte cuentos". La mamá de Sofía sonrió tiernamente y la abrazó.

"¡Eso es maravilloso, mi amor! Estoy segura de que pronto podrás leerme hermosos cuentos". Desde ese día, Sofía se propuso aprender a leer. Todos los días después del colegio, se sentaba frente al libro que había encontrado y comenzaba a estudiar las letras.

Pasaron semanas y Sofía empezó a reconocer algunas palabras simples como "mamá", —"casa"  y —"sol" . Cada vez que aprendía una nueva palabra, iba corriendo hacia su mamá para decírsela emocionada.

Un día soleado mientras estaba en el parque leyendo su libro favorito sobre animales exóticos de todo el mundo, escuchó una voz detrás de ella: "-Hola Sofía ¿qué estás leyendo?"Sofia levantó la vista sorprendida y vio a un niño llamado Pedro parado frente a ella.

Pedro era nuevo en la escuela de Sofía y también le gustaba mucho leer. "-¡Hola Pedro! Estoy leyendo sobre animales exóticos, ¿quieres verlo?" -dijo Sofía emocionada, mostrándole el libro. Pedro tomó el libro y lo hojeó con interés. "-Wow, es increíble Sofía.

Me encantaría poder leer como tú". Sofía sonrió y le dijo: "-Puedo enseñarte a leer si quieres. Aprendí muchas palabras desde que encontré este libro en el parque". Pedro aceptó emocionado la oferta de Sofía.

Desde ese día, los dos amigos se reunían todos los días en la biblioteca del colegio para aprender juntos. Con el tiempo, ambos niños aprendieron a leer cada vez mejor. Leían cuentos divertidos y aventuras emocionantes.

Además de compartir su pasión por la lectura, también se convirtieron en grandes amigos. Un día, cuando Sofía ya sabía leer perfectamente y Pedro había avanzado mucho gracias a sus enseñanzas, decidieron organizar una sorpresa para sus mamás.

Juntos escribieron un cuento especial dedicado a sus madres y lo ilustraron con dibujos coloridos. Luego prepararon una pequeña presentación donde ellos mismos serían los narradores del cuento.

Cuando llegó el gran día, las mamás de Sofía y Pedro se sentaron orgullosas en primera fila mientras sus hijos contaban el maravilloso cuento que habían creado juntos. Al terminar la presentación, las mamás no pudieron contener las lágrimas de emoción. Se abrazaron fuertemente a sus hijos y les dijeron lo orgullosas que estaban de ellos.

Desde ese momento, Sofía y Pedro continuaron leyendo y creando cuentos juntos. Compartían momentos llenos de alegría y aprendizaje, fortaleciendo cada día más su amistad.

Y así, gracias a su amor por la lectura, Sofía y Pedro demostraron que los libros pueden unir corazones y crear lazos inquebrantables.

FIN.

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