El tesoro de las palabras mágicas



Había una vez una niña llamada Fer, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y campos verdes. Fer era una niña muy especial, llena de ingenio y creatividad.

Su papá estaba muy orgulloso de ella y siempre la animaba a seguir sus sueños. Un día, mientras Fer jugaba en el jardín, encontró un viejo libro lleno de cuentos mágicos.

Fascinada por las historias maravillosas que leía, decidió crear su propio cuento para compartirlo con todos los niños del pueblo. Fer se sentó en su escritorio y comenzó a escribir e ilustrar su historia en papel. Pasaron días y noches sin descanso mientras daba vida a personajes increíbles y creaba aventuras emocionantes.

Cuando terminó su cuento, lo leyó una y otra vez hasta estar segura de que era perfecto. Luego, Fer fue al parque del pueblo donde solían reunirse todos los niños para jugar.

Con gran emoción en su corazón, se subió a un banco alto para poder ser vista por todos. - ¡Atención! ¡Atención! -gritó Fer con entusiasmo-. ¡Tengo un cuento para contarles! Los niños se acercaron corriendo hacia ella, curiosos por saber qué tenía que decir.

Fer comenzó a leer su historia con voz clara y melodiosa:- En un lejano reino encantado vivía una princesa llamada Luna. Era valiente e inteligente como ninguna otra princesa antes vista...

Mientras contaba la historia, los ojos de los niños brillaban con cada palabra que salía de la boca de Fer. Estaban cautivados por la magia de su historia y se imaginaban siendo parte de ella. Después de terminar el cuento, los niños aplaudieron emocionados.

Fer estaba radiante de felicidad al ver cómo su historia había tocado sus corazones. Sabía que había cumplido su misión de hacerlos soñar y creer en sí mismos.

A medida que pasaba el tiempo, Fer continuó escribiendo y compartiendo sus historias con todos los niños del pueblo. Cada vez más niños se unían a sus lecturas, ansiosos por descubrir las nuevas aventuras que tenía preparadas.

Un día, mientras caminaba por el bosque cercano al pueblo, Fer encontró una caja misteriosa escondida entre los árboles. Dentro de la caja, descubrió un mapa antiguo que llevaba a un tesoro perdido hace mucho tiempo.

Llena de emoción e intriga, Fer decidió seguir las pistas del mapa y buscar el tesoro junto a sus amigos del pueblo. Juntos emprendieron una emocionante búsqueda llena de desafíos y sorpresas inesperadas. En cada paso del camino, Fer demostró su inteligencia resolviendo acertijos difíciles y liderando al grupo con valentía.

Su creatividad fue clave para superar obstáculos aparentemente imposibles. Finalmente, después de muchas pruebas y tribulaciones, encontraron el tesoro escondido detrás de una cascada brillante. Era un cofre lleno de libros antiguos y cuentos olvidados.

Fer sabía en ese momento que había encontrado algo realmente valioso: la magia eterna dentro del mundo de las historias. Decidió compartir estos tesoros con todos los niños del pueblo, para que pudieran disfrutar de la magia de los cuentos tanto como ella.

Desde ese día en adelante, Fer se convirtió en la narradora oficial del pueblo. Cada semana, los niños se reunían alrededor de ella para escuchar sus historias y dejar volar su imaginación.

Fer siempre recordó las palabras amorosas de su papá: "Siempre te apoyaré y quiero que seas feliz". Y así fue, Fer siguió escribiendo y compartiendo sus historias, llevando alegría y esperanza a todos los corazones que tocaba. Y así termina esta historia llena de aventuras mágicas y sueños hechos realidad.

Pero recuerda, querido lector, que cada uno de nosotros tiene dentro una chispa especial que nos hace brillar. Solo necesitamos creer en nosotros mismos y seguir nuestros sueños para alcanzarlos.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!