El Tesoro de las Salinas



Era un día soleado en el Parque Regional de las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar. Lucas, un niño curioso y aventurero, había venido a explorar el parque con su familia. Mientras caminaba cerca de la orilla, vio a un flamenco elegante que estaba buscando comida en el agua.

"¡Hola, flamenco! ¿Qué hacés?" - preguntó Lucas.

"Buscando un buen bocado de pequeños crustáceos. Pero, ¿sabés qué? La comida no es el único problema aquí", respondió el flamenco, moviendo su largo cuello con preocupación.

Intrigado, Lucas le preguntó: "¿Qué más está pasando?"

"El agua está llena de plástico. Eso está dañando nuestro hogar. Debemos hacer algo antes de que sea tarde".

Lucas decidió que debía ayudar. Mientras pensaba en cómo hacerlo, apareció la avoceta, con su pico largo y delgado.

"¿Vas a ayudar?" - le preguntó la avoceta.

"Sí, quiero encontrar una solución. Pero no sé por dónde empezar" - admitió Lucas.

"Podemos recolectar plástico y hablarle a otros animales del parque sobre esto" - sugirió la avoceta, a lo que Lucas asintió con entusiasmo.

Entonces, el flamenco invitó a sus amigos:

- “¡Gaviota! ¡Charrán! ¡Vengan!"

La gaviota reidora voló rápidamente hacia ellos, dando vueltas en el aire:

"¿Qué pasa? ¿Se viene otro juego?"

"No. Estamos hablando sobre el plástico y cómo podemos limpiar nuestro hogar" - comentó la avoceta.

"¿Plástico? Yo vi un montón en la playa. Les puedo mostrar" - dijo el charrán, moviendo sus alas con emoción.

Lucas se convirtió en el líder del grupo. Juntos, empezaron a recoger los plásticos que encontraban. Mientras trabajaban, Lucas se llenó de valor y propuso:

"¿Y si hacemos una gran reunión con todos los animales para que comprendan la importancia de cuidar el medio ambiente?"

Los animales se miraron entre sí, sorprendidos por la idea.

"Me encanta la idea. ¡El parque necesita escucharlo!" - exclamó la gaviota.

Con mucho entusiasmo, los animales comenzaron a planear la reunión. El flamenco se encargó de invitar a todos los pájaros, mientras que la avoceta organizó actividades educativas para que los pequeños pudieran entender los peligros del plástico.

Finalmente, llegó el día de la reunión. Todo estaba preparado: habían hecho carteles de colores y decorado con ramas y flores.

"¡Bienvenidos! Hoy vamos a hablar sobre el plástico y cómo cuidamos nuestras casas" - comenzó Lucas, viendo a todos los animales reunidos.

Poco a poco, otros animales fueron llegando. El charrán narró cómo peligrosa era la basura para los pequeños que habitaban el mar. La gaviota explicó cómo el plástico podía dañar las alas y afectar a sus polluelos. Y el flamenco habló sobre la pérdida de comida.

"¡Pero juntos podemos hacer la diferencia!" - concluyó Lucas, lleno de energía.

Al final del encuentro, los animales decidieron no solo limpiar, sino también hacer cambios en sus vidas. Decidieron no usar más plástico en sus juegos y a concientizar a todos sobre el problema del plástico. Todos prometieron cuidar su hogar y estar al tanto de lo que sucedía a su alrededor.

Lucas, feliz por haber ayudado a sus amigos y seres de la naturaleza, sonrió mientras los animales comenzaron a hacer pequeños cambios en su estilo de vida, porque en sus corazones sabían que el verdadero tesoro era cuidar del lugar donde vivían. Aunque había mucho por hacer, ese día, habían dado el primer paso hacia un futuro más brillante y limpio, lleno de esperanza y alegría.

Así, Lucas regresó a su casa, no solo con un nuevo amor por la naturaleza, sino con la certeza de que cualquier acción, por pequeña que sea, puede cambiar el mundo.

FIN.

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