El tesoro de Lola


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Alegría, donde vivía una niña llamada Lola. Lola era muy especial, ya que desde pequeña había aprendido la importancia de cuidar su cuerpo y mantenerlo sano.

Un día, mientras paseaba por el bosque, Lola se encontró con una hada madrina llamada Estrella. La hada le dijo a Lola que su cuerpo era único y que debía cuidarlo como si fuera un tesoro.

"Hola, querida Lola", dijo Estrella con una sonrisa brillante. "Veo que eres una niña muy especial. Tu cuerpo es único y debes cuidarlo con cariño".

Lola se quedó sorprendida al escuchar las palabras de la hada madrina, pero al mismo tiempo se sintió emocionada por aprender más sobre cómo cuidar su cuerpo. Estrella le explicó a Lola la importancia de comer alimentos saludables como frutas y verduras, hacer ejercicio regularmente para mantenerse fuerte y beber mucha agua para estar bien hidratada.

"Recuerda, querida Lola, tu cuerpo es como un jardín que necesita ser regado y cuidado todos los días", le recordó la hada. Lola asintió con entusiasmo y decidió seguir al pie de la letra los consejos de Estrella.

Comenzó a comer más frutas y verduras, salía a correr todas las mañanas por el pueblo y siempre llevaba consigo una botella de agua para mantenerse hidratada. Con el paso del tiempo, Lola notó cómo su cuerpo se volvía más fuerte y lleno de energía.

Se sentía feliz consigo misma y orgullosa de haber tomado la decisión de cuidar su cuerpo como un tesoro. Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, vio a un niño triste sentado en un banco.

Se acercó a él y descubrió que se sentía mal porque no sabía cómo cuidar su propio cuerpo. Lola sonrió amablemente y compartió con él todo lo que había aprendido de Estrella.

Le habló sobre la importancia de llevar una vida saludable y cómo eso podía hacerlo sentir mejor consigo mismo. El niño escuchaba atentamente cada palabra de Lola e inspirado por su historia decidió empezar también a cuidar su propio cuerpo.

Con el tiempo, el niño comenzó a notar cambios positivos en su vida gracias a los nuevos hábitos saludables que había adoptado. Y juntos, Lola y el niño se convirtieron en grandes defensores del mensaje: "Mi cuerpo es único y lo cuido".

Desde ese día en adelante, en el pueblo de Alegría se respiraba un ambiente diferente donde todos valoraban la importancia de cuidar sus cuerpos como tesoros preciosos.

Y así fue como Lola enseñó a todos que cuando uno decide cuidarse a sí mismo puede lograr grandes cosas ¡y vivir feliz para siempre!

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