El tesoro de Lola en la playa



Había una vez una niña llamada Lola que vivía en una pequeña ciudad junto al mar.

Desde que era muy chiquita, soñaba con ir a la playa y sentir la arena entre sus dedos, escuchar el sonido de las olas rompiendo en la orilla y jugar bajo el sol. Un día, Lola se despertó con una idea fija en su mente: quería ir a la playa.

Corrió a la cocina donde estaba su mamá preparando el desayuno y le dijo emocionada:- ¡Mamá, mamá! ¡Quiero ir a la playa hoy! Su mamá sonrió y le respondió:- Claro que sí, mi amor. Pero primero tenemos que hacer algunas cosas antes de poder ir.

Lola asintió con entusiasmo y juntas comenzaron a preparar todo lo necesario para pasar un día increíble en la playa. Empacaron las toallas, las cremas solares, las gafas de sol y hasta un delicioso almuerzo para disfrutar frente al mar.

Cuando estuvieron listas, subieron al auto y emprendieron el viaje hacia la costa. El camino se hizo corto gracias a las canciones que cantaban juntas y pronto llegaron a su destino.

Al bajar del auto, Lola corrió hacia la arena sintiendo una gran felicidad en su corazón. - ¡Qué lindo es esto, mamá! -exclamó mientras corría hacia el agua. - Sí, mi amor. Pero recuerda siempre cuidarte del sol y no meterte demasiado profundo en el mar -le recordó su mamá.

Lola pasó horas jugando en la orilla, construyendo castillos de arena y recolectando caracoles mientras su mamá descansaba bajo una sombrilla cerca de ella. De repente, vio algo brillante entre las rocas más alejadas de donde estaba.

- ¡Mamá! ¡Mira eso! ¿Qué será? -gritó emocionada. Su mamá se acercó curiosa y vio lo mismo que Lola: era un cofre dorado semi enterrado entre las rocas.

Con cuidado lo sacaron de allí y al abrirlo encontraron un mensaje dentro que decía:"Quien encuentre este tesoro deberá seguir las estrellas hasta llegar al faro más alto".

Lola miró emocionada a su mamá y sin dudarlo dijeron al unísono:- ¡Vamos por ese tesoro! Así comenzaron una nueva aventura siguiendo las estrellas dibujadas en el cielo hasta encontrar un antiguo faro sobre un acantilado cercano. Subieron cada escalón con emoción hasta llegar a lo más alto donde descubrieron otro cofre lleno de chocolates. -¡Qué sorpresa! -exclamó Lola felizmente.

El día terminaba pero ambas sabían que habían vivido momentos inolvidables juntas. En el regreso a casa mientras veían caer el sol sobre el mar, Lola abrazó fuertemente a su madre diciéndole:- Gracias por hacer realidad mi sueño de ir a la playa hoy.

Y su mamá le respondió con amor:- Siempre estaré aquí para acompañarte en todas tus aventuras, mi pequeña exploradora. Y así terminó aquel día mágico en la playa donde dos corazones valientes encontraron tesoros inesperados bajo el cielo azul infinito.

FIN.

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