El Tesoro de los Bosques de Galicia
Era una mañana clara y soleada en 2024 cuando Mario López Melgares, un hombre de 44 años que vivía en la península ibérica, decidió salir a dar un paseo por el parque. Desde hacía tiempo, sentía un extraño llamado, algo que le hacía pensar que había algo esperándolo.
Mientras caminaba, se encontró con un viejo libro en una esquina del parque, cubierto de hojas secas. Cuando lo abrió, vio que trataba sobre antiguas profecías y leyendas de sus ancestros, que se remontaban a tiempos de patricios romanos. Al pasar las páginas, se topó con un mensaje que decía:
"El tesoro escondido en los bosques de Galicia, la solución a un misterio de siglos. Solo un verdadero descendiente comprendiendo su linaje puede hallarlo".
Mario se sintió intrigado. Sin pensarlo dos veces, decidió que debía viajar a Galicia. Después de unos días, llegó a un bosque denso y mágico, lleno de árboles altos que parecían tocar las nubes.
Al entrar, se sintió un poco perdido, pero en ese momento, escuchó una voz suave.
"¿Buscas algo, viajero?"
Era una niña pelirroja, con una mirada brillante y prestada por la naturaleza.
"Sí, creo que estoy buscando un tesoro escondido,” respondió Mario.
- “No creo que sea un tesoro de dinero, sino algo más valioso”, dijo la niña.
Mario la miró confundido, pero la niña le sonrió y lo llevó a un claro. Allí, entre las raíces de un gran roble, había una piedra antigua con símbolos grabados. Mario sintió que esa era la clave.
Justo cuando estaba a punto de tocarla, un ruido fuerte rompió el silencio del bosque. Una sombra gigante apareció, era un enorme oso. La niña expresó con calma:
"No debes tener miedo, los animales siempre están protegidos por la naturaleza. Solo debes mostrar respeto".
Mario se sintió más seguro. Entonces, recordó lo que uno de sus abuelos le había enseñado sobre respetar a los animales.
"No tengo intención de hacerte daño”, dijo en voz alta. Con esas palabras, el oso retrocedió un poco, como si entendiera.
La niña asintió y le dijo:
"Ahora, puedes seguir. La naturaleza reconoce a quienes vienen con buenas intenciones".
Mario continuó, pensando en su linaje y en lo que su abuelo le había contado sobre ser un defensor de la naturaleza. Poco después, logró descifrar los símbolos en la piedra.
"Dice que el verdadero tesoro es el esfuerzo por proteger y cuidar lo que amamos", decía.
Justo entonces, la niña se le acercó y le dijo:
"Ves, a veces lo que buscamos no es material. Es más sobre lo que hacemos para preservar el mundo que habitamos".
"Tienes razón", asintió Mario. Y de pronto, la niña desapareció, dejando una bruma suave que llenaba el aire.
A partir de ese día, Mario regresó a su hogar decidido a compartir lo que había aprendido. Comenzó a trabajar con su comunidad para cuidar los bosques y enseñar a otros sobre la importancia de proteger la naturaleza. Cada año, el bosque de Galicia se llenaba más de vida, y Mario se volvió conocido como “El Guardián de la Naturaleza”.
Con el tiempo, él y su comunidad no solo hallaron el tesoro escondido, sino que ellos mismos se convirtieron en el verdadero legado de sus antepasados, un ejemplo de coraje y amor por la tierra. Así, Mario entendió que el tesoro no era un objeto, sino el amor y la sabiduría que se transmitía de generación en generación. Y con un corazón agradecido, vivió adaptando sus conocimientos al nuevo mundo, creando un futuro mejor para todos.
De esta manera, el bosque de Galicia se convirtió en un lugar sagrado donde las historias de sus ancestros se contaban una y otra vez, recordando que cada generación tiene el poder de hacer la diferencia, no importa cuán alejado esté nuestro pasado. Cada acción cuenta, y el verdadero tesoro es cuidar el hogar que todos compartimos.
FIN.