El tesoro de los chamicals



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Alegre, donde vivían Maribel y Onil, dos hermanos muy curiosos y aventureros. Les encantaba explorar el bosque cercano a su casa en busca de tesoros escondidos y criaturas mágicas.

Un día, mientras jugaban cerca de un arroyo, encontraron unas extrañas botellas con etiquetas que decían —"chamicals" . Intrigados, decidieron llevarlas a casa para investigar.

Al llegar, los niños notaron que las botellas brillaban con un resplandor plateado y desprendían un olor dulce y tentador. Maribel, la mayor de los dos, recordó haber leído en uno de sus libros sobre ciencia que los —"chamicals"  eran sustancias misteriosas que podían tener diferentes efectos dependiendo de cómo se usaran.

Animada por la emoción de la aventura, propuso a su hermano probar qué pasaría si mezclaban los —"chamicals"  con agua del arroyo. "¿Qué crees que pasará, Maribel?" -preguntó Onil con entusiasmo. "No lo sé realmente, Onil.

Pero creo que puede ser divertido descubrirlo juntos", respondió Maribel con una sonrisa traviesa. Los niños vertieron cuidadosamente las botellas en el agua del arroyo y observaron maravillados cómo esta empezaba a burbujear y brillar intensamente.

De repente, una nube plateada envolvió todo el lugar y una voz misteriosa resonó en sus cabezas: "Si quieren encontrar el tesoro perdido del bosque encantado, sigan el camino iluminado por la luz plateada".

Sin dudarlo ni un segundo, Maribel y Onil se tomaron de la mano y siguieron el camino brillante que se abría ante ellos. A medida que avanzaban entre los árboles centenarios y las flores exóticas, escuchaban risas lejanas y cantos melodiosos que los guiaban hacia su destino.

Finalmente llegaron a un claro en medio del bosque donde encontraron un cofre antiguo cubierto de hojas doradas. Al abrirlo con cuidado, descubrieron no solo monedas relucientes sino también libros antiguos llenos de sabiduría e instrumentos musicales encantados que les permitirían crear melodías únicas.

Maribel y Onil entendieron entonces que el verdadero tesoro no era material sino el conocimiento adquirido durante su travesía y la magia de compartir momentos especiales juntos.

Con alegría en sus corazones regresaron a casa para contarle a su familia sobre su increíble aventura en el bosque encantado.

Desde ese día en adelante, Maribel and Onil siguieron explorando nuevos horizontes con valentía e imaginación infinita, recordando siempre que las mayores riquezas se encuentran dentro de uno mismo y en la belleza del mundo que nos rodea.

FIN.

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