El Tesoro de los Derechos



En un pequeño pueblo llamado Arbolito, vivían cuatro amigos llamados Ara, Pablo, Ana y Marcos. Un día, mientras jugaban en el bosque, encontraron un viejo mapa junto a un árbol. El mapa mostraba un camino hacia un tesoro escondido. Emocionados, decidieron seguir el mapa y descubrir el misterioso tesoro.

El camino estaba lleno de desafíos, pero los amigos recordaron los derechos que habían aprendido en la escuela: identidad, protección, educación, igualdad y expresión. Con valentía y trabajo en equipo, superaron cada obstáculo que se interponía en su camino.

"¡Vamos chicos, podemos hacerlo si trabajamos juntos!" dijo Ara, recordando el derecho a la igualdad.

Finalmente, llegaron a una cueva oscura. Con coraje, entraron y encontraron una habitación iluminada por un resplandor dorado. En el centro de la habitación, vieron un cofre brillante. Pero al acercarse, se dieron cuenta de algo sorprendente: el cofre estaba vacío.

"¿Dónde está el tesoro?" preguntó Pablo, desconcertado.

En ese momento, una voz suave resonó en la habitación. Era la voz de la sabia anciana del pueblo.

"El verdadero tesoro no está en objetos materiales", dijo la anciana. "El tesoro que buscaban siempre estuvo dentro de ustedes".

Los amigos se miraron sorprendidos, sin comprender del todo las palabras de la anciana. Fue entonces que Ara recordó algo importante: el verdadero tesoro era la amistad, el amor de sus familias y vivir felices y saludables.

"¡El tesoro es nuestro derecho a la felicidad y al amor!" exclamó Ana con una sonrisa.

Con esa revelación, los amigos sintieron una alegría abrumadora al comprender que ya tenían el tesoro más valioso. Salieron de la cueva con los corazones rebosantes de gratitud y felicidad.

Al regresar al pueblo, compartieron su increíble aventura con todos. A partir de ese día, se comprometieron a proteger y promover los derechos de todos los niños, para que puedan encontrar su propio tesoro en la vida.

Desde entonces, Ara, Pablo, Ana y Marcos vivieron muchas más aventuras, recordando siempre que el verdadero tesoro reside en el amor, la amistad y el respeto por los derechos de cada persona.

FIN.

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