El Tesoro de los Desechos



En un pequeño y colorido barrio de Buenos Aires, vivía un grupo de niños que, a pesar de su situación económica, siempre encontraban formas de divertirse. Entre ellos estaba Tomi, un niño lleno de energía que soñaba con aventuras y tesoros. Su madre, la señora Ana, trabajaba todo el día para mantener a la familia y siempre les decía a sus hijos:

"Lo más valioso no es lo que tenemos, sino lo que somos y cómo ayudamos a los demás".

Un día, mientras jugaban en el parque, Tomi y sus amigos encontraron una caja de cartón rota llena de basura.

"¡Mirá lo que encontramos!", exclamó Tomi entusiasmado.

"¡Es solo basura!", respondió su amigo Nico, desilusionado.

Pero Tomi tenía una idea.

"Esperen, si limpiamos esto y lo juntamos todo, tal vez podamos hacer algo divertido con estas cosas".

Los niños, intrigados, comenzaron a recoger los objetos que encontraban. Una botella de plástico, un viejo frisbee, algunos papeles de colores y una tapa de una caja. Con cada objeto, su creatividad iba en aumento.

"Con esto podemos hacer un juego de arte", sugirió Valu.

"¡Sí! ¡Vamos a crear algo fantástico!", agregó Lau.

Así, los chicos se pusieron manos a la obra. Reciclaron y transformaron toda esa 'basura' en coloridos juegos y manualidades. Crearon juguetes, decoraciones y hasta un mini parque de juegos con lo que encontraron.

Cuando la señora Ana volvió a casa, encontró a su hijo y sus amigos en medio de un mar de colores.

"¿Qué están haciendo, chicos?", preguntó con una sonrisa.

"Transformamos la basura en tesoros, mamá", dijo Tomi con orgullo.

"¡Mirá! ¡Esto es un juego nuevo hecho de cosas recicladas!".

La mamá de Tomi se emocionó.

"¡Es maravilloso! ¿Saben qué sería aún mejor? Si también compartieran estos juegos con otros niños del barrio que no tienen tantas cosas como ustedes".

Los niños se miraron, pensando en lo que su mamá había propuesto.

"¡Es una gran idea!", dijo Nico.

"Podríamos organizar un día de juegos para todos, ¡y mostrarles cómo jugar con lo que tienen!".

Así que, con mucho entusiasmo, comenzaron a planear el evento. Hablaron con otros niños y sus familias, y pronto todos quedaron muy emocionados.

El día del evento, el parque estaba lleno de risas y juegos. Los niños enseñaron a otros cómo podían crear sus propios juguetes, usando materiales que muchos consideraban basura. La alegría se sentía en el aire, y los chicos estaban felices de poder compartir sus creaciones.

"Mirá cuántos amigos nuevos tenemos!", dijo Valu.

"Y todo gracias a la basura", agregó Lau entre risas.

De esa manera, lo que había comenzado como simples objetos desechados se convirtió en una gran celebración de amistad y creatividad. Tomi y sus amigos aprendieron que incluso en la pobreza, se podían encontrar tesoros si se tenía buena voluntad y un poco de imaginación.

Y así, cada vez que veían algo que otros consideraban basura, lo miraban con curiosidad, preguntándose qué podrían crear con eso.

FIN.

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