El tesoro de los libros



Un día, la maestra Rosa decidió llevar a sus alumnos a una excursión al bosque cercano. Los niños estaban emocionados por la idea de explorar y aprender sobre la naturaleza.

Al llegar al bosque, la maestra Rosa les explicó que iban a jugar un juego llamado "El tesoro escondido". Les dijo que tenían que buscar pistas y resolver acertijos para encontrar el tesoro escondido en el corazón del bosque.

Los niños se dividieron en equipos y comenzaron su búsqueda. Mientras caminaban entre los árboles, descubrieron plantas desconocidas y animales curiosos. La maestra Rosa aprovechaba cada oportunidad para enseñarles sobre las diferentes especies y cómo se relacionaban entre sí.

Después de mucho caminar, uno de los equipos encontró una pista escrita en un árbol: "Para encontrar el tesoro, debes seguir el sonido del agua". Todos corrieron hacia el río cercano siguiendo el sonido melodioso del agua corriente.

Al llegar al río, otro equipo encontró otra pista: "El siguiente paso está bajo tus pies". Se agacharon y comenzaron a buscar algo enterrado en la tierra. Finalmente, desenterraron una llave oxidada. La emoción crecía mientras avanzaban hacia lo desconocido.

Otro equipo encontró otra pista: "El tesoro está más cerca de lo que piensas". Miraron a su alrededor e inmediatamente notaron un pequeño montículo de tierra cerca de ellos. Con cuidado, excavaron hasta encontrar un cofre cerrado con candado.

La emoción era palpable mientras todos los equipos se reunían alrededor del cofre. La maestra Rosa les dijo: "Ahora, el último paso es resolver este acertijo".

Les mostró una hoja de papel con un enigma escrito: "Soy más poderoso que el hierro, pero no puedo ser tocado. ¿Qué soy?". Los niños pensaron y discutieron entre ellos hasta que finalmente uno de ellos exclamó: "¡Es la electricidad!". Todos asintieron emocionados y colocaron la llave en el candado del cofre.

Cuando abrieron el cofre, encontraron libros nuevos y coloridos en su interior. Cada libro hablaba sobre diferentes temas como ciencia, historia, geografía y arte.

Los ojos de los niños brillaban de emoción al ver todo ese conocimiento frente a ellos. La maestra Rosa les explicó que esos libros eran su tesoro personal y que ahora también serían el tesoro de todos ellos. Les dijo: "El conocimiento es un tesoro inmenso que siempre estará disponible para ustedes.

Siempre pueden aprender algo nuevo si están dispuestos a explorar". Desde ese día, los niños del pequeño pueblo nunca dejaron de buscar conocimiento. Se convirtieron en jóvenes curiosos e inquietos, siempre dispuestos a aprender algo nuevo.

Y todo gracias a la inspiración y sabiduría de su querida maestra Rosa.

FIN.

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