El tesoro de los valores



Había una vez en un pequeño pueblo, un niño llamado Mateo, quien vivía con su abuela. Mateo era conocido por ser un niño travieso y algo egoísta.

Un día, mientras paseaba por el bosque, se encontró con un hada muy especial. El hada le dijo que si quería encontrar un verdadero tesoro, debía buscar en lo más profundo del bosque, donde se encontraba escondido entre los árboles centenarios. Emocionado, Mateo se adentró en el bosque sin perder tiempo.

Después de mucho caminar, encontró una cueva misteriosa. Al entrar, descubrió que estaba llena de tesoros relucientes, pero lo que más llamó su atención fue un cofre que brillaba con intensidad.

Al abrirlo, en lugar de monedas de oro o joyas preciosas, lo que encontró fueron pequeñas piedras de colores. Confundido, el hada apareció de nuevo y le explicó que esas piedras representaban los valores más preciados: el amor, la amistad, la bondad, la honestidad, la valentía y la generosidad.

Le dijo que cada una de esas piedras tenía un poder mágico y que debía cuidarlas y cultivar esos valores en su corazón. A partir de ese día, Mateo puso todo su empeño en ser un niño más amoroso, amable y compasivo.

Comenzó a ayudar a su abuela en casa, a compartir sus juguetes con otros niños y a ser valiente ante los desafíos que se presentaban.

Con el tiempo, su actitud positiva y sus acciones generosas inspiraron a otros niños del pueblo a seguir su ejemplo. La vida de Mateo se llenó de amigos y alegría, convirtiéndose en un verdadero tesoro para todos los que lo conocían.

FIN.

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