El Tesoro de Martín



Había una vez en San José de los Lingues, un pequeño pueblo ubicado en la hermosa ciudad de San Fernando, Chile.

Este lugar estaba lleno de tradiciones y actividades rurales que hacían que sus habitantes se sintieran orgullosos de su tierra. En este pueblo vivía Martín, un niño curioso y aventurero que siempre estaba buscando nuevas experiencias para aprender y divertirse.

Un día, mientras paseaba por los campos cerca del pueblo, escuchó a lo lejos el sonido de una trilla. Intrigado, decidió acercarse para ver qué era eso.

Al llegar al lugar donde se llevaba a cabo la trilla, Martín quedó maravillado al ver cómo los agricultores separaban el grano de la paja utilizando caballos y trillos antiguos. Se acercó a uno de ellos y le preguntó:- ¡Hola! ¿Qué están haciendo aquí? - Estamos realizando la trilla, joven Martín -respondió el agricultor-.

Es una actividad muy importante para nosotros porque nos permite obtener el grano necesario para hacer nuestro pan. Martín quedó impresionado con esta labor tan significativa y decidió ayudar en lo que pudiera. Durante días trabajó junto a los agricultores en la trilla, aprendiendo sobre las diferentes etapas del proceso.

Pero no solo eso llamaba la atención del niño aventurero. También había escuchado hablar sobre una antigua leyenda que rondaba por el pueblo: "El tesoro del cerro encantado".

Según cuentan, había un cerro mágico donde se escondía un tesoro oculto desde hace siglos. Intrigado por esta historia, Martín decidió investigar más sobre el cerro encantado. Preguntó a los ancianos del pueblo y escuchó atentamente las leyendas que contaban sobre él.

Decidido a encontrar el tesoro, se adentró en el cerro sin temor alguno. Mientras exploraba, Martín encontró una antigua cueva oculta detrás de un árbol.

Sin pensarlo dos veces, entró en ella y quedó maravillado al ver que estaba llena de tesoros antiguos: monedas de oro, joyas brillantes y objetos misteriosos. De repente, una voz resonó en la cueva:- ¡Felicidades, valiente aventurero! Has logrado superar las pruebas para llegar hasta aquí. Este tesoro no es solo para ti, sino también para todo tu pueblo.

Martín se sorprendió al escuchar aquella voz y preguntó:- ¿Quién eres? ¿Por qué este tesoro es para mi pueblo? La voz respondió:- Soy el espíritu del cerro encantado y he decidido premiar tu valentía y curiosidad.

Este tesoro representa la riqueza cultural de San José de los Lingues: sus tradiciones, leyendas y actividades rurales. Te lo entrego con la esperanza de que lo compartas con todos los habitantes del pueblo y así mantengan vivas nuestras raíces.

Martín salió emocionado de la cueva llevando consigo el tesoro del cerro encantado.

Regresó al pueblo e invitó a todos a una gran fiesta donde compartirían las tradiciones, jugarían partidos de fútbol campestre, competirían en rayuela y disfrutarían de la vendimia y la cosecha. Desde ese día, San José de los Lingues se convirtió en un lugar aún más especial. Los niños aprendieron sobre su historia, las familias compartieron momentos inolvidables juntos y todos valoraron aún más sus tradiciones.

Martín se convirtió en el héroe del pueblo, recordado por su valentía y por haber rescatado las tradiciones que hacen de San José de los Lingues un lugar único en el mundo.

Y así, gracias a la curiosidad y determinación de un niño aventurero, este pequeño rincón chileno brilló con todo su esplendor.

FIN.

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