El tesoro de Martín en Marte



Había una vez un valiente astronauta llamado Martín, que decidió emprender un emocionante viaje al planeta Marte. Después de meses de preparación y entrenamiento, finalmente llegó a su destino.

Al explorar el terreno desconocido, Martín divisó a lo lejos una misteriosa isla desierta. Intrigado, se acercó a la isla y comenzó a investigar. Para su sorpresa, descubrió un tesoro más grande de lo que jamás hubiera imaginado.

Brillantes piedras preciosas, monedas antiguas y artefactos enigmáticos adornaban la cueva oculta en aquella isla marciana. Martín estaba fascinado por la magnitud del tesoro frente a él.

Su mente empezó a divagar sobre todo lo que podría hacer con tanta riqueza: comprar naves espaciales nuevas, ayudar a los necesitados en la Tierra e incluso construir su propia base en Marte.

Pero justo cuando estaba a punto de tomar algunas de las joyas para llevárselas consigo, recordó las palabras sabias de su abuela: "No todo lo brillante es oro, querido Martín". Reflexionando sobre estas palabras, decidió detenerse y reflexionar antes de actuar impulsivamente. "¿Qué haré con este tesoro tan maravilloso?", se preguntaba Martín en voz alta mientras miraba fijamente las piedras centelleantes.

En ese momento, una pequeña criatura marciana salió de entre las sombras. Tenía ojos curiosos y una sonrisa amistosa en su rostro alienígena. —"Hola" , dijo la criatura con voz chillona. "Ve

FIN.

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