El tesoro de Martina y Tomás



Había una vez en un pequeño pueblo rodeado de un espeso bosque, una cabaña misteriosa que había sido abandonada por años.

Corrían rumores entre los habitantes de que la cabaña estaba encantada y que quien se atreviera a entrar jamás saldría de allí. Pero dos valientes amigos, Martina y Tomás, decidieron desafiar el miedo y descubrir qué secretos guardaba aquel lugar.

Una tarde de otoño, mientras jugaban en el bosque, Martina y Tomás divisaron a lo lejos la cabaña entre los árboles. Intrigados por la curiosidad, se acercaron lentamente hasta llegar a la puerta principal. El viento soplaba con fuerza y las ramas crujían, creando un ambiente escalofriante. "¿Crees que deberíamos entrar?" -preguntó Martina temerosa.

"¡Claro que sí! No le tenemos miedo a nada" -respondió Tomás tratando de ocultar su nerviosismo. Con valentía, empujaron la puerta chirriante y entraron en la cabaña.

El interior estaba oscuro y polvoriento, con telarañas colgando del techo y muebles cubiertos por sábanas viejas. De repente, escucharon pasos detrás de ellos y sintieron un escalofrío recorrer sus cuerpos. "¿Quién anda ahí?" -exclamó Tomás con voz temblorosa.

De entre las sombras apareció un anciano con aspecto desaliñado y mirada penetrante. Les contó que era el guardián de la cabaña y les advirtió sobre los peligros que acechaban en ese lugar.

Sin embargo, les propuso un desafío: si lograban superar tres pruebas antes del amanecer, serían recompensados con un tesoro escondido en lo más profundo del bosque. Martina y Tomás aceptaron el desafío sin dudarlo. La primera prueba consistía en encontrar una llave perdida en el jardín trasero antes de que sonara la medianoche.

Con linterna en mano, se adentraron en la oscuridad del bosque buscando pistas entre los árboles retorcidos y arbustos frondosos. El tiempo corría en su contra mientras el reloj marcaba cada vez más cerca la hora límite.

Justo cuando estaban a punto de rendirse, Martina divisó algo brillante entre las hojas caídas. ¡Era la llave! Con alegría corrieron hacia la cabaña para mostrar al anciano su éxito.

Él les felicitó e indicó que aún quedaban dos pruebas más por superar antes del amanecer. La segunda prueba consistía en resolver un acertijo dentro de la cabaña antes de que las velas se consumieran por completo.

Debían encontrar cuál era el objeto más preciado para el anciano entre todos los trastos acumulados en una habitación secreta detrás de una estantería empolvada. Después de mucho pensar e investigar cada rincón del lugar, Martina descubrió una vieja fotografía arrugada escondida dentro de un cofre antiguo.

Al mostrársela al anciano, este sonrió satisfecho y les anunció que solo quedaba una última prueba para obtener su recompensa final: enfrentarse a sus propios miedos internos.

La tercera prueba consistía en caminar solos por el bosque durante toda la noche hasta llegar al claro donde se encontraba enterrado el tesoro prometido. Martina y Tomás sintieron un escalofrío recorrer sus espaldas al escuchar esto pero sabían que debían demostrar su valentía si querían alcanzar su objetivo final.

Con paso firme e iluminados por la luz tenue de sus linternas, se adentraron juntos en lo desconocido enfrentando sus temores más profundos: la oscuridad, los ruidos extraños del bosque nocturno y las sombras danzantes entre los árboles altos como espectros vigilantes.

Al fin llegaron al claro donde encontraron una vieja arca llena de monedas centenarias brillando bajo la luz plateada de la luna llena.

El anciano apareció ante ellos para felicitarlos por haber superado todas las pruebas con valentía e ingenio demostrando así ser dignos merecedores del tesoro escondido. "Gracias por enseñarnos a no dejarnos vencer por nuestros miedos" -dijo Martina emocionada mientras abrazaba al anciano con cariño.

"Nunca olviden que siempre hay luz incluso en medio de las sombras más profundas" -agregó él con sabiduría antes de desaparecer como si fuera parte misma del bosque.

Martina y Tomás regresaron al pueblo llenos no solo con monedas antiguas sino también con lecciones aprendidas aquella noche inolvidable: nunca subestimar su propia valentia ni dejar atraparse por temores irracionales porque siempre habrá formas creativas para superar cualquier obstáculo presentado ante ellos.

Y así termina esta historia infantil inspiradora donde dos amigos descubren junto a personajes entrañables cómo enfrentar terror, suspenso, boscues, cabanas giros inesperadas manteniendo interesante desde principio hasta fin.

FIN.

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