El tesoro de queso del ratón generoso



ían descubrir el secreto del ratoncito dueño del queso. Un día, mientras el astuto ratón se encontraba en su escondite disfrutando de un trozo de queso, escuchó ruidos extraños que provenían de afuera.

Se asomó con cautela y vio a sus vecinos husmeando alrededor, intentando encontrar la fuente de tanto queso. - ¡Hola vecinos! ¿Qué hacen por aquí? -preguntó el ratón dueño del queso con una sonrisa nerviosa.

Los demás ratones se miraron entre sí y uno de ellos, llamado Lucas, respondió con tono desafiante: "Sabemos que tienes un tesoro escondido y no descansaremos hasta descubrirlo". El ratoncito astuto sabía que debía actuar rápido para proteger su preciado queso.

Decidió llevar a los curiosos ratones en una travesía por el bosque, distraerlos con juegos y acertijos para alejarlos de su guarida secreta. Durante el recorrido, fueron superando diferentes desafíos que fortalecieron su amistad y complicidad.

Pero la envidia corroía el corazón de Lucas, quien no estaba dispuesto a rendirse tan fácilmente. Mientras los demás ratones reían y disfrutaban juntos, él aprovechó un momento de distracción para regresar sigilosamente al lugar donde había visto al ratón dueño del queso guardar su botín.

Al llegar allí, Lucas encontró la cueva oculta llena de quesos apilados. Su codicia lo cegó por completo y comenzó a devorar vorazmente todo lo que veía sin pensar en las consecuencias.

De repente, escuchó un crujido bajo sus patitas y quedó atrapado en una trampa colocada hábilmente por el astuto ratoncito. - ¡Ayuda! ¡Estoy atrapado! -gritaba Lucas mientras pedía auxilio. El dueño del queso salió de las sombras con una mirada compasiva hacia su vecino en apuros.

Con habilidad liberó a Lucas de la trampa y lo llevó sano y salvo junto al resto de los ratones. - Gracias por salvarme... Lo siento mucho por haber sido tan ambicioso e irrespetuoso contigo -dijo Lucas avergonzado.

El astuto ratón sonrió bondadosamente y le dijo: "La verdadera riqueza está en compartir lo que tenemos con quienes nos rodean. A partir de ahora seremos amigos y colaboraremos juntos para asegurarnos de nunca pasar hambre".

Desde ese día, todos los ratones aprendieron la valiosa lección sobre la importancia del compañerismo, la generosidad y la solidaridad. Juntos construyeron un vínculo sólido basado en el respeto mutuo y la colaboración constante.

Y así, aquel bosque lejano se convirtió en un lugar donde reinaba la armonía gracias al sabio consejo del pequeño pero sabio Ratón dueño del queso.

FIN.

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