El Tesoro de Sabiduría
Era una noche oscura y estrellada en el viejo barco pirata 'La Aventura'. Los hombres de la tripulación, con sus trajes rasgados y barbas desaliñadas, celebraban una gran fiesta en la cubierta. Había música, risas y montones de comida, pero había algo que hacía especial aquella noche: un montón de libros viejos que habían encontrado en su último abordaje.
El gordito Choco levantó un libro enorme con la tapa desgastada.
"¡Miren lo que encontré!" - gritó emocionado.
Los demás se acercaron curiosos, formando alrededor de él un círculo de luces titilantes que provenían de las linternas que caducaban en el tiempo.
"¿Qué es eso?" - preguntó el flaco Pipo, mientras tomaba un trago de ron.
"No sé, pero parece ser un libro de aventuras" - respondió Choco, hojeando las páginas.
De pronto, una carta antigua cayó del libro. La tomó un viejo pirata llamado Capitán Garras, que ya estaba acostumbrado a las sorpresas.
"¡Esto es inesperado!" - exclamó mientras leía en voz alta.
"A quien encuentre esta carta, si desea un tesoro real, deberá enfrentarse a tres pruebas de sabiduría" - comenzó a leer.
"Las pruebas son: descifrar un acertijo, encontrar un poema escondido y, por último, contar una historia que inspire".
Los hombres se miraron entre sí, los ojos brillando de emoción. Era la oportunidad de vivir una aventura diferente. ¡Y todo gracias a un libro!"¿Quién se anima?" - preguntó el Capitán Garras, encantado por la idea.
"Yo me animo, pero solo si me dejas ser el que cuente la historia" - propuso Pipo haciendo una mueca.
"¡Yo quiero encontrar el poema!" - gritó Choco, saltando de alegría.
Y así, los tres amigos se embarcaron en su nueva misión, mientras los otros piratas seguían con la fiesta.
Una vez que abrieron el libro y comenzaron a buscar el acertijo, Pipo leyó en voz alta:
"En el agua estoy, pero no soy un pez. Te doy alegría, aunque no tengo voz. ¿Qué soy?".
"¡Es el mar!" - dijo Choco con seguridad.
El viejo Capitán Garras sonrió, sabiendo que se habían acercado a la respuesta correcta, pero el gusto del desafío los mantuvo en vilo.
"No, eso no es cierto. Lo que da alegría y no tiene voz... ¡es la música!" - respondió Pipo.
Tras discutirlo unos minutos, el Capitán les dijo:
"La respuesta es correcta y tendrán su primer pista. \"En el tambor de la alegría resuena, un poema escondido que nunca suena\".
Así, recorrieron cada rincón del barco buscando una pista que los llevara al poema. Finalmente, Choco se acordó que en la habitación del capitán había un viejo tambor que nunca olvidó.
"¡Vamos a buscarlo!" - exclamó Choco, empujando la puerta.
Una vez dentro, encontraron el tambor cubierto de polvo. Al tocarlo, unos papeles salieron volando. Pipo se lanzó tras ellos y, para su sorpresa, encontró un poema escondido entre las páginas de un diario.
"¡Aquí está!" - gritó emocionado.
"Es un poema sobre la amistad y la valentía. Voy a leerlo" - dijo mientras sus amigos lo escuchaban con atención.
Luego de la lectura, Pipo dijo:
"Los amigos de verdad son como las estrellas, aunque no siempre los veas, sabes que siempre están ahí".
El Capitán Garras estaba impresionado, pero quedaba un desafío más por enfrentar.
"Contar una historia que inspire es la última prueba. ¿Quién se animará?" - preguntó el Capitán.
Los tres se miraron; todos querían contar una historia. Finalmente, decidieron hacerlo juntos. Comenzaron a unirse para contar una historia de un pequeño pez que soñaba con explorar el océano.
"Érase una vez..." - comenzaron juntos.
Las historias iban fluyendo, hablando sobre la importancia de los sueños y la amistad. Cada vez que uno de ellos decía algo, los otros dos continuaban desarrollando la historia, creando un cuento lleno de aventuras.
Al terminar, todos los piratas, que inicialmente no prestaron atención, se acercaron para escuchar y celebraron a sus amigos.
"Nada puede ser más valioso que lo que aprendimos" - dijo Choco, con una gran sonrisa.
"Sí, y todo gracias a un libro viejo" - agregó Pipo.
El Capitán Garras se sintió orgulloso y levantó su copa:
"¡Por el tesoro de la sabiduría y la amistad!".
Los piratas brindaron y bailaron hasta el amanecer, entendiendo que no solo eran piratas, eran también grandes soñadores, capaces de navegar por los mares de la imaginación.
Y así, 'La Aventura' siguió navegando, no solo buscando tesoros materiales, sino también los tesoros de la sabiduría, la amistad y la creatividad en los libros.
FIN.