El tesoro de Santiago


Había una vez en Santiago, una niña llamada Sofía de 5 años que tenía un hermanito menor llamado Diego. Sofía era muy curiosa y siempre estaba buscando nuevas aventuras para ella y su hermano.

Un día, mientras jugaban en el parque cercano a su casa, Sofía encontró un mapa antiguo debajo de un árbol. El mapa parecía llevar a un tesoro escondido en algún lugar de la ciudad.

Emocionada por la idea de encontrar un tesoro real, decidió seguir el mapa junto a su hermanito Diego. Siguiendo las indicaciones del mapa, los dos hermanitos recorrieron calles y plazas hasta llegar a una vieja biblioteca. Allí se encontraron con Don Antonio, el bibliotecario.

"¡Hola! ¿Puedes ayudarnos? Tenemos este mapa y creemos que nos conducirá hacia un tesoro", le dijo Sofía al amable bibliotecario. Don Antonio sonrió y examinó detenidamente el mapa. "Este parece ser el famoso Mapa del Tesoro Perdido de Santiago.

Hay muchos rumores sobre él, pero nadie ha logrado encontrarlo aún". Sofía y Diego se emocionaron aún más al escuchar eso. "¡Por favor, ayúdanos! ¡Queremos encontrar ese tesoro!", exclamó Sofía con entusiasmo.

El bibliotecario les explicó que para seguir las pistas del mapa necesitarían resolver acertijos relacionados con lugares históricos de la ciudad. Les dio una lista de lugares donde podrían obtener información adicional para resolver los acertijos: La Plaza de Armas, La Moneda y El Cerro San Cristóbal.

Sin perder tiempo, los hermanitos se dirigieron a la Plaza de Armas. Allí encontraron un anciano sabio que les dio la primera pista: "Donde el agua fluye y los pájaros cantan, allí encontrarán su siguiente pista".

Siguiendo la pista, llegaron al Parque Forestal, donde descubrieron una fuente rodeada de aves cantoras. En ese lugar encontraron una nota secreta con otro acertijo. "El corazón del poder es el próximo destino", decía el mensaje.

Sofía recordó lo que había aprendido en la escuela sobre La Moneda, el edificio presidencial de Chile. Cuando llegaron a La Moneda, conocieron a una guía turística muy amable que les dio otra pista: "En lo alto de las colinas verdes encontrarán el último desafío antes del tesoro".

Sofía y Diego subieron al Cerro San Cristóbal con mucho entusiasmo. Allí se encontraron con un guardabosques quien les entregó un último acertijo: "Donde nace y muere el sol cada día, ahí encontrarán su anhelado tesoro".

Los hermanitos pensaban y pensaban pero no podían resolverlo. "¡Creo que necesitamos ayuda extra para resolver este acertijo!", dijo Sofía con frustración. En ese momento apareció su papá quien había estado siguiéndolos desde la biblioteca.

"¿Necesitan ayuda para resolver ese último acertijo?", preguntó sonriendo. "¡Sí! No podemos descubrir dónde nace y muere el sol", respondió Sofía emocionada por tener a su papá allí. Su papá los llevó a un mirador desde donde se podía apreciar una hermosa puesta de sol.

Sofía y Diego quedaron maravillados. "¡El sol nace y muere en el horizonte! ¡Vamos allí!", exclamó Sofía emocionada. Cuando llegaron al horizonte, encontraron una pequeña caja enterrada bajo la tierra.

La abrieron con cuidado y dentro había una nota que decía: "El verdadero tesoro es haber trabajado juntos para resolver cada desafío". Sofía y Diego entendieron entonces que el verdadero tesoro no era algo material, sino la aventura vivida junto a su familia.

Habían aprendido la importancia de trabajar en equipo, ser curiosos y perseverar ante los desafíos. Desde aquel día, Sofía y Diego siguieron explorando Santiago juntos, siempre listos para nuevas aventuras llenas de aprendizaje y diversión.

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