El Tesoro del Abuelo


Había una vez dos hermanitos llamados Enzo y Vale, quienes eran muy curiosos y siempre estaban buscando aventuras. Un día, mientras jugaban en el jardín de su casa, vieron a su abuelo caminando lentamente hacia ellos.

- ¡Hola Abu! ¿Quieres jugar con nosotros? - exclamó entusiasmado Enzo. El abuelo sonrió y asintió con la cabeza. Aunque sus pasos eran lentos debido a su edad, su corazón estaba lleno de energía y amor por sus nietos.

Los tres comenzaron a jugar al escondite en el jardín. Abu se escondió detrás de un árbol mientras Enzo y Vale contaban hasta diez. - ¡Listo o no, aquí vamos! - gritaron los niños mientras salían corriendo para buscar a su abuelito.

Enzo encontró primero a Abu detrás del árbol, pero antes de tocarlo, Vale apareció desde detrás de unos arbustos y lo empujó juguetonamente. - ¡Ja! Te gané Enzo - dijo Vale riendo.

Entonces Abu aprovechó ese momento para escapar corriendo hacia la casa. Los niños lo persiguieron riendo sin parar. Pero cuando llegaron adentro, no encontraron al abuelito por ninguna parte. - ¿Dónde está Abu? - preguntó preocupado Enzo mirando a su hermana.

Vale frunció el ceño pensativa y luego dijo:- Tal vez se fue al patio trasero. Vamos a buscarlo allí. Los niños salieron corriendo hacia el patio trasero pero nuevamente no encontraron rastro del abuelito. - ¡Esto es extraño! - exclamó Enzo rascándose la cabeza.

- ¿Dónde puede estar? Justo en ese momento, escucharon un sonido proveniente del ático de la casa. Subieron corriendo las escaleras y encontraron a Abu sentado en una vieja mecedora, rodeado de libros antiguos.

- ¡Abu! ¡Te encontramos! - gritaron los niños emocionados. El abuelito los miró con cariño y les dijo:- Estaba aquí arriba leyendo algunos cuentos que solía leerles a su mamá cuando era pequeña. Quería recordar esos momentos felices.

Los niños se acercaron y se sentaron junto a Abu en la mecedora mientras él comenzaba a contarles una historia mágica sobre un reino encantado lleno de criaturas mágicas y aventuras emocionantes.

A medida que el abuelito contaba la historia, Enzo y Vale imaginaban cada detalle en sus mentes. Se adentraron en el mundo mágico junto con los personajes del cuento, viviendo grandes desafíos y aprendiendo valiosas lecciones sobre amistad, respeto y valentía.

Después de terminar la historia, los niños abrazaron a su abuelito con alegría y gratitud por haber compartido ese momento especial con ellos. Desde aquel día, Enzo y Vale siempre buscaron tiempo para jugar con su abuelito.

Aprendieron que no importa qué tan lento camine o qué historias cuente, lo importante es disfrutar de su compañía y aprender de sus experiencias.

Y así, mientras continuaban jugando juntos día tras día, Enzo y Vale descubrieron que el amor y la diversión no tienen límites, y que los abuelos son tesoros invaluables en sus vidas.

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