El tesoro del agua


Había una vez, en lo más alto de la sierra, un niño llamado Mateo y una niña llamada Valentina. Ellos vivían en una pequeña comunidad indígena rodeada de verdes montañas y hermosos ríos.

Aunque su hogar era mágico, había algo que les preocupaba: el agua. Un día, mientras caminaban por el bosque en busca de leña para calentar sus hogares, Mateo y Valentina se encontraron con un cartel que decía: "¡Aprende sobre el consumo seguro de agua!".

Ambos sintieron curiosidad y decidieron seguir las indicaciones. Caminaron durante horas hasta llegar a un pueblo cercano donde encontraron a Don Luis, un anciano sabio conocido por su amor y respeto por la naturaleza.

Los niños se acercaron tímidamente a él y le preguntaron sobre el consumo seguro de agua. Don Luis los miró con ternura y les dijo: "El agua es vital para nuestra vida, pero debemos cuidarla".

Les enseñó que no todas las fuentes de agua son seguras para beber y que debían tener cuidado al elegir dónde obtenerla. Los ojos de los niños se iluminaron cuando Don Luis les habló sobre los filtros de agua.

Les explicó cómo funcionan estos dispositivos especiales que purifican el agua, eliminando bacterias dañinas y dejándola lista para beber. Mateo preguntó emocionado: "¿Podemos hacer nuestros propios filtros?". Don Luis sonrió y asintió. Juntos buscaron materiales como piedras pequeñas, arena fina y carbón activado.

Con mucha dedicación e imaginación, Mateo y Valentina construyeron sus propios filtros de agua. Pronto, se convirtieron en expertos en purificar el agua de los ríos cercanos.

Un día, mientras compartían su conocimiento con otros niños de la comunidad, se encontraron con un problema inesperado: ¡se habían quedado sin carbón activado! Sin él, sus filtros no funcionarían correctamente. Decididos a encontrar una solución, los niños emprendieron un viaje a través del bosque en busca de más carbón activado.

Pero para su sorpresa, descubrieron que las minas donde se extraía estaban cerradas debido a la contaminación. Valentina estaba triste y desanimada. "¿Qué vamos a hacer ahora?", preguntó preocupada. Pero Mateo no se dio por vencido.

Recordó algo que Don Luis les había dicho: "La naturaleza siempre nos provee lo que necesitamos". Los niños comenzaron a explorar el bosque con atención y pronto encontraron una planta llamada bambú. Descubrieron que el interior del tallo contenía carbón natural.

Con cuidado y respeto por la naturaleza, recolectaron suficiente bambú para obtener todo el carbón activado que necesitaban. Regresaron triunfantes al pueblo y compartieron su nuevo descubrimiento con todos.

Los adultos quedaron impresionados por la inteligencia y perseverancia de los niños. Desde ese día, Mateo y Valentina se convirtieron en héroes locales.

Enseñaron a todos sobre el consumo seguro de agua e inspiraron a otros niños a construir sus propios filtros utilizando materiales naturales disponibles en su entorno. Así es como dos pequeños indígenas, con su curiosidad y determinación, lograron hacer una gran diferencia en su comunidad. Aprendieron que el conocimiento es poder y que todos podemos contribuir a cuidar nuestro preciado recurso: el agua.

Y así, Mateo y Valentina vivieron felices sabiendo que habían ayudado a proteger la salud de su pueblo y habían dejado un legado de amor por la naturaleza para las generaciones futuras.

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